Un despido laboral es una situación estresante que puede llegar a afectarnos profundamente si nos sucede. La mayoría de las personas que son despedidas tienden a sufrir una baja en su autoestima y a culparse a sí mismas por haber perdido el trabajo.
El despido es un evento que marca el final de un tiempo continuo en el estuviste ganando un sueldo fijo y realizando cotidianamente las mismas actividades, incluso conviviendo con las mismas personas y siguiendo una rutina.
Un despido puede afectar otras esferas de nuestra vida además de la profesional, como la personal y la familiar. Es por ello que pueden serte de utilidad algunos consejos sobre cómo afrontar el despido:
Ser despedido puede provocar emociones de desconcierto, enojo, rabia, tristeza o desesperación. Es normal que tengas una reacción emocional después de este suceso. Por eso, debes permitirte sentirlo y expresarlo. No trates de ocultar que te estás sintiendo mal, ya que sólo arrastraras esos problemas sin darles solución.
Ante todo, debes estar seguro de que un despido no significa una descalificación hacia tu persona. Piensa en tu despido como una oportunidad para mejorar, para buscar un trabajo que te agrade más o en el que tengas mayores oportunidades de crecimiento. Dedícate a reflexionar sobre las capacidades con las que cuentas y las cosas buenas que surgieron de tu anterior empleo. Piensa qué parte de ellas puedes aplicar en un próximo empleo.
Siempre es aconsejable hablar con alguien de confianza sobre nuestros sentimientos tras haber sido despedidos. Expresar tus emociones en voz alta te ayudará a identificarlos y darle solución. Si sientes que estos sentimientos te rebasan y no puedes controlarlos, quizá necesites ayuda profesional. En este caso, acude con un terapeuta.
Analiza tus objetivos profesionales a partir de tu despido y reorganízalos conforme a las nuevas metas que quieres alcanzar. Desarrolla un plan para tu carrera con el fin de conseguir el trabajo que deseas. Y comienza a trabajar para lograr ese objetivo.