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Versión para imprimir del artículo Una buena imagen de la mujer profesional. No incluye formatos especiales ni imágenes.
Las mujeres profesionales deben lidiar en ocasiones con la dificultad de mantener una buena imagen, pese al estrés y la prisa de la rutina diaria.
Sin embargo, es esencial cuidar este aspecto para poder proyectar seguridad y responsabilidad ante nuestros compañeros y superiores.
Algunos consejos para cuidar tu imagen en la oficina pueden serte de utilidad:
Toma un tiempo para revisar las prendas que utilizas frecuentemente para ir a trabajar. Revisa si no están muy desgastadas o tienen hoyos. Verifica que sigan estando bien teñidas.
También debes descartar aquellas que te queden chicas o muy grandes. Si la mayor parte de tu ropa no está en las mejores condiciones, es tiempo de que renueves tu guardarropa.
Busca conseguir un juego de prendas básico que pueda servirte para hacer combinaciones y lucir siempre distinta en la oficina. Compra pantalones de vestir y faldas de colores neutros como negro, azul marino y gris. Podrás combinarlas con sacos de tonos similares.
Las blusas apropiadas para la oficina suelen ser muy variadas, sólo recuerda evitar los estampados muy llamativos, los escotes profundos y los colores chillones.
Compra zapatos de colores neutros, que se vean elegantes, pero que sean cómodos para tus pies.
Si con frecuencia estás apresurada por las mañanas y no tienes tiempo para hacerte un peinado adecuado, prueba lo siguiente: Amárrate el cabello en un moño o rizo, y dale forma al flequillo y a las puntas con la secadora o con un rizador. Así te llevará menos tiempo peinarte. También puedes optar por lavar tu cabello en las noches, secarlo y dejarlo listo para estar peinado al día siguiente.
Lo ideal para lucir en la oficina es un maquillaje natural. Si te es posible, evita maquillarte en el auto o en el transporte público, ya que puedes mancharte el rostro o dejarte el maquillaje muy cargado. Aplica una base neutra, rímel y delineador, y utiliza brillo en los labios. No te olvides de revisar tu imagen ante un espejo antes de entrar a la oficina para evitar sorpresas desagradables.
