Cada vez más y más gente trabaja desde su casa. Esto nos obliga a crear un espacio apropiado que no sólo nos permita trabajar con comodidad, sino que, además, no resulte un estorbo para el movimiento normal de la casa, y a la vez, nos de algo de privacidad para poder concentrarnos en nuestras tareas.
En muchos casos no tenemos una habitación extra para armar nuestra oficina, pero también es verdad que, según la tarea que realicemos, no necesitamos una gran superficie: a veces sólo basta con un escritorio donde poner nuestro ordenador y con lugar para escribir, y estantes u organizadores para guardar útiles y papeles.
Una idea extraordinaria por lo simple, es armar nuestra oficina en el interior de un placard. Y no creas que necesitas un placard enorme para esto: uno básico de dos puertas puede servir perfectamente.
Lo primero que debemos hacer es retirar estantes y cajones para pintar el fondo y laterales de algún color agradable, pero no demasiado vibrante, ya que estaremos todo el tiempo mirando hacia esa pared y un color muy intenso puede terminar siendo molesto.
Si los estantes existentes son apropiados y sirven a nuestras necesidades, podemos volver a colocarlos. De lo contrario, pondremos nuevos. Una tabla de lateral a lateral oficiará de mesa de trabajo. Debajo de la mesa, en un costado, podemos poner una cajonera. Reutilizar/reciclar la misma del placard nos ahorrará dinero.
Es imprescindible solucionar el tema de la provisión de energía. Seguramente necesitaremos colocar un tomacorrientes en el interior del placard, para conectar el ordenador y sus periféricos, y una lámpara. La conexión a internet podemos resolverla usando un router Wi-Fi, lo que nos dará acceso en cualquier parte de la casa.
Es una buena idea asegurarnos de que podemos cerrar las puertas del placard cuando no estemos usando el escritorio. Si no tenemos tiempo de ordenar tus papeles y útiles, basta con cerrar la puerta y todo parecerá impecable. Si tener abiertas las puertas del placard nos resulta molesto para el tránsito por el ambiente, podemos reemplazar por puertas tipo celosía, plegables, o por una puerta corrediza del material que más nos guste (existen en el mercado muchísimos modelos). Cuando estén abiertas, no ocuparán nada de lugar.
Y si no quieres gastar en puertas nuevas, puedes poner unas bellas cortinas a tono con el ambiente. O retirar completamente las puertas, y dejar sólo el marco, que podemos pintar de algún color contrastante para delimitar el espacio de trabajo.