El trabajo en equipo, cuando está bien organizado y hay claridad en el concepto, implica reunir personas con habilidades diferentes, para que se complementen entre sí, en busca de un resultado determinado. Pero trabajar en equipo no siempre es fácil, ya que es necesario que todos los miembros del grupo se adapten.
En las empresas se organizan equipos de trabajo cuando se supone que el objetivo se cumplirá con mayor velocidad o mejor calidad si varias personas trabajan en él. Para quienes forman el equipo, también debe haber beneficio, en tanto que la exigencia y responsabilidad se comparten.
De todos modos, cuando un equipo de trabajo no funciona o no logra su objetivo, no siempre (mejor dicho, casi nunca) la responsabilidad es de los integrantes del mismo, sino de aquellos encargados de formar el grupo, elegir a quienes formarán parte, y liderarlo. Un buen líder puede lograr excelentes resultados, incluso con un equipo de trabajo sin experiencia en la tarea a desarrollar.
Por supuesto que es necesario elegir a personas que sean capaces de dejar a un lado su ego para trabajar en pos del objetivo, y que comprendan que la esencia del trabajo en equipo es la colaboración mutua. Pero, a la vez, si no nos sentimos cómodos en un rol, dentro de un equipo de trabajo es posible que las funciones estén mal asignadas.
Meredith Belbin es un filólogo y psicólogo inglés que estudió durante años el comportamiento de equipos de gestión, tanto ganadores como perdedores, y descubrió que en todos los equipos se repetían ciertos roles, y que la cantidad de roles en un equipo es finita. Es decir, cuando somos parte de un equipo siempre cumpliremos alguno de los 9 roles esbozados en la teoría ahora conocida como “Roles de equipo de Belbin”.
Para poder funcionar dentro de un equipo debemos tener claro nuestro rol. Y la persona que nos elija debe saber cuáles son nuestras capacidades y habilidades y asignarnos ese rol. Cada uno de ellos tiene características muy específicas, que se relacionan con la personalidad del miembro del grupo, y no sólo con sus habilidades.
Por supuesto, estos roles pueden parecer algo rígidos, pero seguramente podremos reconocernos en alguno. Descubrir nuestro rol dentro de un equipo de trabajo puede ayudarnos a realizar mejor la tarea que se nos asigne, y a relacionarnos armónicamente con los demás.