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Pros y contras del trabajo asalariado
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Pros y contras del trabajo asalariado
El trabajo asalariado cuenta con numerosas ventajas y algunas desventajas. Conozcamos ambos aspectos para recordar que no todo es tan malo si trabajas en una oficina.

Desventajas de tener un trabajo asalariado

Tener un trabajo asalariado, por lo general, significa algunas contras que no son del gusto de muchos de los trabajadores de hoy. En la gran mayoría de los empleos debes cumplir con el horario asignado de manera ineludible, incluso cuando no tienes ganas de salir siquiera de la cama o si estás enfermo. Aunque hay cierta cantidad de días en los que puedes faltar al trabajo por causa de enfermedades, lo cierto es que a veces no son suficientes.

 

También suele suceder que el tráfico o algunos factores ajenos a nuestra voluntad nos demoran, haciendo que lleguemos tarde al trabajo, lo que se traduce como menos paga o reprimendas por parte de los supervisores.

 

Por otro lado, el trabajo asalariado suele ser en una oficina. Si tenemos buena fortuna, habrá colegas y compañeros agradables, que saben respetar nuestro espacio. Pero en muchos casos, también tenemos que lidiar con colegas entrometidos, fisgones, de conductas inapropiadas. Y claro, también tenemos al jefe: ese personaje temido y a veces detestado en toda organización que, junto a los supervisores, pareciera que su única meta diaria es interrumpir el trabajo de los demás, regañar, y exigir.


Ventajas de tener un trabajo asalariado

Pero no todo son malas noticias. El trabajo asalariado tiene la ventaja del sueldo. Puede ser menos de lo que quisiéramos, incluso menos del merecido, pero es un monto fijo, determinado, con el que cuentas cada mes.

 

El trabajo independiente suele caracterizarse por la incertidumbre al respecto de los cobros. También debes afrontar otros pagos a partir de tus ingresos. En cambio, en el trabajo asalariado contarás con los beneficios adjudicados por ley: seguro o cobertura médica, asistencia social, seguros por desempleo, y hasta ingresos elevados por horas extra, días no laborales, o hasta por tu constitución familiar. En el trabajo independiente todas las horas se cobran igual, sin días de descanso más que los que te impongas a ti mismo.

 

Si bien es cierto que en el empleo independiente tú pones tus propios horarios, no todo es color de rosas: a menudo terminas trabajando a deshoras. En cambio, en el asalariado hay un horario establecido que marca el inicio de tu tiempo de descanso.


Y el jefe también es un pro del trabajo asalariado. ¿Sabes por qué? Porque los cargos superiores son, en definitiva, los responsables de la actividad. Dependiendo de la configuración de la oficina (es decir, a menos que tu puesto así lo indique) no debes preocuparte por atraer clientes, establecer los cobros ni hacer trámites de tipo alguno; esta será la tarea del jefe, sobre quien también recaerán las responsabilidades.

 

Si notas ambas listas, los pro son más y mejores que los contra. Entonces, ¿no es grandioso contar con tu viejo y (ahora) querido trabajo asalariado?

Texto extraido de: http://oficinaybienestar.com
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