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Versión para imprimir del artículo Cuáles son sus debilidades. No incluye formatos especiales ni imágenes.
Esta es, quizás, una de las más difíciles preguntas en una entrevista laboral. Y es que caemos en dos trampas fáciles: ser demasiado críticos y pesimistas, minimizando nuestro ego y subestimándonos, o bien ser poco honestos al respecto. Veamos cómo responder.
Lo cierto es que todos tenemos virtudes, y todos tenemos defectos; en lo laboral, todos tenemos fortalezas y debilidades, y esto no nos hace “débiles”, sino que nos permite crecer. Es así: si tienes faltantes, te motivas por conseguirlos. Así, reconocer las debilidades es lo que nos permite ponernos en acción para mejorar, crecer y desarrollarnos.
Es por ello que se hace esta consulta en las entrevistas laborales como en las reuniones de análisis, pues si la persona considera no tener debilidades o defectos, es poco probable que esté dispuesto o motivado a aprender cosas nuevas y mejoras en sus aptitudes. Por otro lado, alguien que enumera una lista interminable probablemente no sea tan cierto lo que dice, sino que no se esté valuando en todas sus capacidades.
Cuando te preguntan tus debilidades debes decirlas… pero con un cierto ángulo especial. No se trata aquí de anunciar “pues soy vago, me desmotivo rápidamente y no tengo demasiado interés en mi trabajo”. Debes formular tu respuesta en una manera positiva, que te vincule a la labor o a la organización.
¿Sueles abarcar demasiados trabajos, dejándolos por la mitad y sin organizar tu tiempo? Pues esto podría ser una debilidad, pero a ojos (y oídos) de los entrevistadores será mucho mejor decir “tengo tanto ímpetu que suelo tomar más de un trabajo por vez; puede que me demore un poco más en finalizarlos, pero ciertamente los perfecciono a su máxima potencia”.
Si quieres decir que te demoras mucho en tus actividades, dilo en una forma como “dedico mucho tiempo a mis tareas, pues soy algo perfeccionista”. Siempre menciona lo que consideres como debilidades de una manera positiva, que deje lugar a la mejora, que te coloque en un papel de empleado que quiere y busca mejorar.
Sin importar cuál sea tu debilidad principal, o si no sabes cómo reformular tus respuestas, también puedes probar con decir algo que explique que reconoces tu falta, y también tus acciones actuales para mejorar en ese ámbito.
Por ejemplo, supongamos que tu principal debilidad es que no respondes bien a las órdenes. En casos de análisis internos especialmente, el entrevistador lo sabrá. Así, una respuesta reformulada sería algo como “me siento muy a gusto con los cargos de mando, pero reconozco que un buen trabajador funciona en pro del equipo; por eso comencé a practicar un deporte de equipo, para adaptarme mejor a mis actividades sin dejar de aprender capacidades superiores”.
Analiza la empresa o el nuevo cargo al que aspiras, para reconocer qué pueden ser considerado como debilidades leves y cuáles serán severas. Formula tus respuestas, ensayándolas de antemano, y así podrás superar esta difícil pregunta con gran altura y eficacia.
