En el trabajo, así como en el resto de los aspectos de la vida, el uso de la inteligencia colectiva es una de nuestras mejores y más beneficiales herramientas. Es bien sabido que quienes tienen un círculo de apoyo fuerte, consolidado y cooperativo viven mejores vidas, más largas y felices, y en el trabajo se desarrollan mejor y cumplen más con las metas propuestas. De tal modo, es una de las tareas de la empresa el fomentar la inteligencia colectiva y el trabajo en grupo.
Se define como “inteligencia colectiva” a la forma de inteligencia y aplicación, surgida de la colaboración entre diversas personas tendientes a un mismo fin. Es el motor que impulsa a los animales que actúan en manadas, como los lobos cazando juntos, los elefantes y sus migraciones, las bandadas de aves volando e intercambiando posiciones de mando con el fin de mantener a todo el equipo motivado y siempre bien orientado.
La inteligencia colectiva, si bien surge de manera natural como parte inherente de la condición humana y sociable, es una herramienta que puede ser fomentada y desarrollada mediante su ejercitación. Para ello se requiere de la formación de equipos de trabajo, para propiciar el pensamiento grupal en relación a un mismo tema o meta por alcanzar.
Funcionar en grupo permite una mejor distribución de las tareas, a partir de las habilidades y capacidades de cada miembro, orientadas todas hacia el cumplimiento de una meta común. De tal modo, la inteligencia colectiva permite el complemento de ideas y procesos cognitivos, comunicacionales e intelectuales. En el grupo no debe haber trabas sino libre expresión, que facilite el enunciar las propias ideas para verlas analizadas y complementadas por el punto de vista de otra persona, sumando y nunca en crítica.
Lo primero es establecer el grupo de trabajo a partir de sus capacidades, y hacerles saber la meta en común y cuál será su beneficio. Puede ser el alcanzar la meta, el recibir un bono o gratificación, días de descanso o lo que consideres apropiado y que motive al trabajo grupal.
Presenta claramente el problema o situación, y establece un ambiente tranquilo, ameno, en un sitio agradablemente decorado, bien iluminado y con comodidades. Procura que los bocadillos y las bebidas no falten, y que la temperatura y ventilación sean las adecuadas.
Además de la meta o el problema, establece una agenda de trabajo. Los miembros deben saber con certeza la fecha límite para la resolución, los puntos clave a alcanzar en cada reunión, y qué tan a menudo serán estos encuentros. De este modo, los miembros podrán trabajar en conjunto, y luego tener tiempo libre e individual para desarrollar ideas y propuestas. Alienta al grupo a anotar todas sus perspectivas, para luego trabajarlas juntos.
Puede haber un moderador, o tú mismo, presente en cada sesión de trabajo. El moderador será el encargado de que todos tengan igual posibilidad de participación, y que todas las ideas sean escuchadas y trabajadas, aunque no resulten. A veces una idea parece absurda pero, gracias al análisis de la inteligencia colectiva, puede desarrollarse en la solución definitiva al problema en manos.