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Trucos para tratar con empleados complicados

A veces tenemos la buena fortuna de contar con colegas y empleados bien predispuestos, trabajadores, que aportan su energía a la creación de un gran ambiente laboral. Otras veces, en cambio, hay uno o más empleados que despliegan todo un abanico de malas conductas, menos beneficiales para la productividad empresarial.

 

Se trata de aquellos que se comportan de modo manipulador con sus colegas y hasta con sus superiores, que hacen lo mínimo indispensable, que carecen de motivación y también de las ganas de tenerla. Aprendamos algunos buenos consejos para trabajar con empleados complicados.

 

Las excusas de los empleados complicados

La mayoría de estos empleados menos activos pone excusas con tal de no ejecutar sus labores. Suelen disculpar su falta de productividad y su vagancia con frases tales como “no puedo hacer mi labor hasta tanto no tenga una silla nueva, pues esta afecta mi espalda”, hasta excusas más evidentes, como “necesito lápices nuevos, pues con estos no puedo trabajar”.

Atiende a las excusas provistas y procura cumplir sólo las meritorias. Si el empleado, en este caso, verdaderamente tiene una mala silla y hace tiempo está solicitando una nueva, analiza la posibilidad de cambiarla por una mejor… estableciendo al mismo tiempo una meta semanal o mensual más alta en sus labores.

 

Si los requisitos del empleado son irrisorios o demasiado evidentes, simplemente puedes animarlo a la acción con frases como “eres ingenioso, seguramente sabrás cómo lograrlo”, o “por eso te di esta tarea a ti, porque sabes cómo solucionar los problemas”. Esto puede ser lo necesario para poner en movimiento a este empleado complicado. Vale la pena probar con la solución y, si no fuera efectiva, simplemente un regaño respetuoso tendrá que hacerse oír por tu parte: “estos son tus elementos de trabajo, si no sabes cómo usarlos deberás aprenderlo, o dejar libre el cargo para alguien más que se anime a aprenderlo”.

 

Verdades ocultas y mentiras evidentes

Los empleados complicados son extremadamente eficaces a la hora de simular. A menudo esto involucra el verse ocupado, el lucir en constante actividad cuando en verdad no está haciendo prácticamente nada. Esto les sirve para que no les den nuevos encargos, y les permite poner la excusa de “estoy muy ocupado” con tal de evadir las nuevas responsabilidades.

 

Analiza bien la situación, no sólo por la actitud diaria detrás del escritorio, sino mediante el cumplimiento de las metas propuestas en la semana o el mes, en la cantidad de informes presentados, en la productividad de los empleados. Algunos parecen poco trabajadores porque constantemente los vemos libres de ocupación, cuando la verdad es que ya han finalizado sus labores; otros se ven en extremo ocupados detrás de las pantallas de sus ordenadores cuando, en verdad, no han cumplido ni la mitad de las metas esperadas para la jornada. Analiza bien el resultado final de cada trabajador, para poder así tomar las medidas necesarias en cada caso.

 

Establece metas de trabajo

Establecer metas es indispensable, tanto para organizar las labores como para evaluar el desempeño. Establece objetivos semanales y mensuales para cada empleado y sector de la empresa, para poder evaluar así el rendimiento y la productividad más allá de las excusas. Si lo prefieres, establece un sistema de premiación para quien llegue primero al objetivo, un bono para quienes lo excedan, y así motivarás aún más a tu plantel para ponerse en acción, sin excusas y para su bien personal.