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Versión para imprimir del artículo Beneficios de ser tu propio jefe. No incluye formatos especiales ni imágenes.
Dedicaste buenos años de tu vida al trabajo corporativo, con tus jefes y superiores, con presiones y cumpliendo las demandas ajenas. Has logrado una cantidad de ahorros y tienes ya planificada tu propia pequeña empresa, o tu proyecto laboral. Es el momento de ser tu propio jefe, pero sigues en la duda, con los temores de todo lo que esto significa. Pero debes animarte y dar el gran salto, mucho más fácil aún cuando sepas todos los beneficios de convertirte en tu propio jefe.
Se dice que los trabajadores autónomos trabajan más horas que los empleados corporativos. Puede haber algo de verdad allí, pues el dueño de empresa no se desvincula del todo de su proyecto, pero con una enorme ventaja: es dueño de su propio tiempo.
Si cumples una jornada de 12 horas de trabajo, lo haces por elección y no por imposición. Además, luego de los primeros tiempos, con largas jornadas y capacitación constante del personal, podrás ir desligándote de las obligaciones urgentes, delegando en tus subalternos y organizando la agenda de modo de poder descansar lo suficiente. No más fines de semana en casa porque “tienes que ir a la oficina”, ni vacaciones planificadas según los días que te dan de descanso en la empresa: al ser tu propio jefe eres el dueño absoluto de tu tiempo, y tus horarios serán también mucho más flexibles.
¿Cuántas veces te pasó de estar en el trabajo y tener que cumplir tareas que se desprenden de las decisiones de otros? Incluso muchas veces notamos que no han sido las adecuadas, y tenemos mejores ideas en mente, pero el jefe no quiso escucharnos. Pues al ser tu propio jefe la decisión es tuya: eres quien toma las determinaciones y sigue adelante en el camino planificado.
Eso sí: no significa ser el único pensador de la corporación. Para que tu proyecto florezca, escucha las sugerencias de los demás, como te hubiese gustado que te escucharan a ti, y luego toma una decisión informada, bajo la propia responsabilidad y con toda la confianza de estar haciendo lo correcto.
En todo sentido, y no sólo en el económico. Cuando trabajas para una corporación, mantienes un sueldo fijo, quizás con algunos beneficios o premios extra. Pero si la empresa factura millones, lo cierto es que no tienes una participación de las ganancias, ni tampoco eres uno de los nombres mencionados en los premios y gratificaciones recibidas, pues corresponden a la empresa.
Al ser tu propio jefe, en cambio, eres el principal benefactor de las ganancias de la empresa o del proyecto, y eres la cara visible con la que todos relacionan los éxitos y la trayectoria del emprendimiento. Un nuevo nivel de satisfacción se asentará en tu vida cuando te animes a dar el siguiente paso, y convertirte en tu propio jefe, con todos sus beneficios.
