Respondiste a un aviso de búsqueda de personal, te llamaron de la empresa y tuviste entrevistas personales. Finalmente, has conseguido ese trabajo, te sientes satisfecho, pero aún te queda un gran desafío: eres el nuevo en la oficina, y debes adaptarte a sus ritmos y a sus integrantes. ¿Cómo lograrlo?
El nuevo de la oficina es el blanco al que apuntan las miradas. Hasta en los mejores y más amigables y respetuosos ambientes, el nuevo integrante del plantel recibe toda la tención, de cerca y de lejos, ya que todos quieren conocerlo y saber algo más sobre esta persona misteriosa. Y esto, seguramente, puede terminar por incomodar hasta al más tranquilo.
Por ello, el primer consejo para adaptarte a un nuevo ambiente laboral, es la paciencia. Tienes que recordar que eres el nuevo y más reciente integrante, y puede que la curiosidad se demuestre de las formas más diversas en tus colegas y jefes.
Procura, entonces, permitir a tus compañeros que te conozcan. Tampoco es necesario que lo sepan todo sobre ti y tu vida en los primeros diez minutos de charla, pero anticípate a sus posibles consultas. Tus datos personales, tales como nombre, edad, o procedencia serán preguntas constantes. También puede que te consulten sobre tu último trabajo, o sobre las tareas con las que mejor te adaptas a la hora de trabajar. Permite a los demás conocerte, mostrándote abierto, franco y sincero ante todo.
También debes mantener decoro en tu conducta, tanto personal como laboral. Lo más prudente y acertado es mostrarte responsable y respetuoso. Procura ser puntual en el horario de ingreso al trabajo, y también en el momento de salida. A la hora de comer, cumple con los tiempos estipulados aunque los demás no lo hagan, sin mostrarte en desacuerdo agresivo. En lugar de ello, excúsate y regresa a tu puesto de trabajo, hasta tanto no conozcas la dinámica de la oficina en su profundidad.
Ser puntual es una señal de respeto hacia el trabajo, hacia la entidad y hacia tus compañeros. Pero también lo es el modo en que te comunicas. Hasta no haberlo determinado, mantén un trato un tanto formal, en especial con tus superiores. Adécuate a las circunstancias una vez que las hayas conocido o determinado, respetando también los elementos de oficina de tus compañeros, sus asientos en la sala de reuniones y demás. Siempre es mejor ser precavido y mostrarse más suelto cuando se dé la oportunidad, en lugar de hacerlo desde el primer día.
Mantén también orden y limpieza, tanto la de tu puesto de trabajo como tu higiene personal, y conducirte también con orden y calma.
Finalmente, socializa con corrección. No te encierres, sino que es mejor conducirte con apertura en las situaciones sociales. Invita a la charla, y muéstrate interesado por los demás, consultándoles también sobre sus vidas y experiencias. Algo por demás importante es hablar bien, o no hablar. Evita a toda costa hablar mal, tanto de los miembros de esa entidad, como de tu anterior trabajo. Evita chismes y comentarios: ellos no deben formar parte del buen ambiente laboral.