El SÃndrome del Ejecutivo es hoy un mal que aqueja a gran parte de la población adulta que trabaja en diversos puntos de la cadena de mando. Aunque su nombre designa un cargo de alta jerarquÃa, se trata de un condicionamiento en el comportamiento que puede ser padecido por gerentes, CEOs, managers, obreros, secretarios y administrativos por igual, asà como cualquier otra persona dentro de la organización.
El SÃndrome del Ejecutivo describe una constante preocupación por el trabajo, afectando no sólo la vida social y familiar de quien lo sufre, sino también impidiendo su relajación, descanso y ocio y, con ello, afectando su productividad y su rendimiento laboral.
Quienes sufren del SdE (SÃndrome del Ejecutivo) se describen como personas ambiciosas, perfeccionistas, que se aburren fácilmente y tienen altas dificultades a la hora de desprenderse de su rol profesional al regresar a casa, e incluso al ausentarse en el perÃodo vacacional.
De hecho, las vacaciones se transforman en un problema y en una fuente de ansiedad, pues el tiempo de ausencia es una preocupación constante para quien sufre del SdE, pensando qué sucederá en el trabajo, y sintiéndose obligado o deseoso de seguir en actividad a lo largo del año entero. Incluso en el descanso del fin de semana, en reuniones sociales, sus charlas tornarán en el trabajo y en su actividad, y al regresar a casa probablemente revisen sus papeles o piensen en las labores que harán en la oficina al dÃa siguiente.
Esta dificultad para separar el trabajo de la vida Ãntima, social y familiar, también puede ser detectada con la demostración constante de la necesidad de comunicarse o de estar en contacto con su oficina. Estas personas están a todo momento pendientes de teléfono móvil, de su correo electrónico, revisando computadores y móviles casi compulsivamente.
En cuanto a la salud, no hay un vÃnculo estricto. Sin embargo, debido a los Ãndices de estrés y a la falta de relajación, disfrute y actividades saludables, quienes sufren del SÃndrome del ejecutivo suelen presentar hipertensión, altos Ãndices de colesterol y triglicéridos, dificultades gastrointestinales, e incluso trastornos de pánico y ansiedad. En cuadros más leves puede presentarse dermatitis y alopecia (caÃda del cabello).
No hay una razón cierta del desarrollo del SÃndrome del ejecutivo. Puede deberse a numerosos motivos, incluyendo compensaciones de carencias en la vida Ãntima y familiar, o personal. Esta fijación en el trabajo crea un comportamiento que ronda lo obsesivo, aumentando cada dÃa más si no se pone un fin a ello.
Además de compensar faltas y fallas personales, se ha observado que el SdE se manifiesta también entre personas que no han hallado su vocación de vida, que sienten frustración por sus fallas en planos deportivos o sociales, que no logran el éxito en el mundo competitivo en otras áreas, y hasta en quienes trabajan en empresas estrictas que no contemplan a los empleados sino como si fuesen elementos o herramientas.
La terapia y la consejerÃa pueden ser las herramientas esenciales para eliminar el SÃndrome del ejecutivo. Los fármacos y medicamentos pueden enmascarar los sÃntomas o aletargar el comportamiento, pero no son en absoluto una cura.
Lo mejor es la prevención y la acción inmediata. Procura tener al menos una hora al dÃa de pura relajación, sin pensar en el trabajo, con tu móvil y tu computador apagados. Procura hacer actividades fuera de casa, incluso en sitios sin acceso a internet o con débil señal telefónica al principio, hasta crear este hábito de desconexión.
Trata de mantener charlas triviales al menos una vez al dÃa. Habla de celebridades, del resultado de los deportes, de la polÃtica o de alguna pelÃcula que hayas visto, durante al menos 20 minutos. Esto irá entrenando a tu cerebro a formar parte de charlas ajenas al trabajo.
Finalmente, recuerda descansar a diario, realizar alguna actividad fÃsica, al menos ve de a pie al mercado o a la oficina, para que tu cuerpo se oxigene y tu mente se distraiga con el paisaje de tu ciudad.