Cuando no estamos atentos a nuestros propios deseos y necesidades, solemos permanecer en el sitio donde estemos sin darnos cuenta de que sólo ocasionamos un daño a nuestra felicidad. Aguantamos y aguantamos, contra viento y marea, permitiendo que nos afecte por el solo hecho de mantener un empleo, de ganar un sueldo, de cumplir con nuestras obligaciones. Pero con igual facilidad podrÃas estar dedicando tus energÃas a detectar los primeros indicios de que necesitas un cambio.
Aunque en esta economÃa es importante mantener el empleo que poseemos, también es importante cuidar de nuestra felicidad. Nunca sabes si la empresa en la que estás será la misma a la de un futuro cercano o lejano, pero sà sabes que tu felicidad y tus emociones definitivamente te acompañarán el resto del camino.
Por eso, elegir un empleo mejor pago por sobre uno que te de bienestar y satisfacción no es una buena elección. Recuerda que la satisfacción nos permite ser más productivos, lo que a su vez nos da mejores posibilidades. Por eso, aprendamos a detectar las señales de que necesitas un cambio laboral.
La primera señal de alarma es cuando comenzamos a soñar despiertos, imaginándonos en otro lugar, en otra empresa, en otra actividad. Cuando estamos satisfechos en donde estamos, estos pensamientos simplemente no tienen lugar. En este primer punto te debes preguntar si estás donde quieres estar, y por qué.
Analiza también dónde te gustarÃa estar, si tienes posibilidades de lograrlo, y cómo cambiarÃa tu vida. Todos soñamos con abrir un garito en la playa, pero a veces esa no es siempre la mejor idea.
Si pese a todo notas que no estás donde quieres y tienes un mejor plan con buenas posibilidades, pregúntate si es el momento indicado de cambiar. Analiza cuánto tiempo llevas en la empresa (para conocer una posible indemnización), si estás en edad de hacerlo, si puedes cambiar a tus hijos de escuela o si falta apenas cuatro semanas para las vacaciones. Ten en cuenta todos estos detalles, y planifica tus acciones para el momento más oportuno.
Date unos dÃas para procesar la información. Si tu decisión proviene de un momento de irritabilidad, de un dÃa de extremo calor, de un momento hormonal inadecuado o de una discusión que tuviste con otra persona, seguramente que se trata de un plan que luego requerirá de algunos ajustes. Tras de hacerte esas preguntas, date al menos una semana y piénsalo nuevamente. Asà tendrás la seguridad de estar tomando una decisión a conciencia.
Finalmente, ten un plan de emergencia. No está de más ni es algo pesimista: nunca sabes qué es lo que puede suceder. Al irte de tu trabajo, hazlo en buenos términos y nunca adjudicándolo a lo negativo para poder animarte y justificarte. Conserva las buenas relaciones, pues pueden ser valiosos contactos a futuro, o brillantes clientes para tu nuevo emprendimiento.