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Tipos de estereotipos que definen a los candidatos
Estereotipos que suelen definir a los candidatos a un puesto laboral
Los entrevistadores y analistas del sector de personal, en particular en enormes corporaciones, no conocen a todos los miembros de la organización. Por eso, actúan como si se tratara de un nuevo candidato en cada análisis, dejándose llevar por su formación académica y profesional, y también formando opiniones sobre la marcha.
Los reclutadores suelen encasillar a los postulantes a partir de análisis enfocados. Dependiendo de quién conduzca la entrevista, se determinará el estereotipo del candidato a partir de su currículum, pero también de otros aspectos.
Lo que lleva puesto o su atuendo, incluyendo el estado y tipo de prendas de vestir, si muestra o no escotes pronunciados, si lleva mucho perfume o mucho maquillaje (o poco), si luce accesorios extravagantes, si es más bien del tipo elegante, si carga con una maleta desorganizada y repleta de papeles o una tablet o notebook (laptop), y si apaga su móvil antes de la entrevista son algunos de los detalles analizados.
También se analiza el lenguaje en todos sus aspectos. Su tono y timbre de voz, el volumen al que habla, si interrumpe o queda constantemente callado, si usa palabras soeces o hace comentarios inapropiados, si es en extremo formal y escueto en sus discursos, y hasta su gestualidad y lenguaje corporal serán analizados, para determinar el estereotipo en el que se encasilla de primera mano.
El estereotipo que el reclutador analice en el candidato definirá, en gran medida, su opinión y hasta la entrevista. Tal es su importancia, y demarca también lo fundamental de predisponernos a ser encasillados de una u otra forma.
Estos son los principales estereotipos en los que se encasilla a los candidatos a un puesto:
El analítico: Son personas precisas, metódicas, muy organizadas, racionales y enfocadas en los detalles. Suelen cargar con sus laptops y llevar su atuendo en impecables condiciones, combinando el calzado con el cinto y hasta la maleta. Este estereotipo lleva asociados rasgos negativos que el candidato espera encontrar, como ser demasiado crítico, muy formal, escueto en su diálogo, prejuicioso, evita el conflicto y también evita las responsabilidades en temas de importancia.
El amigable: Es extrovertido, simpático, muy cooperativo y buen miembro de un equipo de trabajo, lo que también lo puede asociar a buenas capacidades de mando. Sabe escuchar bien y es buen negociador, por lo que el analista suele ponerlo a prueba en preguntas intrincadas. Si no se cuida en sus palabras puede ser tomado como indisciplinado y poco adecuado.
El expresivo: Es entusiasta, persuasivo y proactivo. Mantiene su positividad, aunque es también un poco egocéntrico y reacciona emocionalmente ante situaciones estresantes, por lo que los entrevistadores suelen hacer preguntas personales y hasta incómodas para ponerlos a prueba.
El agresivo: No se trata de agresividad violenta, sino que así se define a una persona que es muy segura de sí, muy determinada y persistente, independiente y acostumbrado a la toma de decisiones. Suele ser asimilado como estricto e intenso, pero es el más elegido para cargos superiores en trabajos muy estresantes.
