Recientes estudios afirman que en tan sólo 7 segundos proyectamos nuestra imagen personal en el primer encuentro. No es de extrañarse sobre la gran importancia del saludo. Incluso si se trata de alguien conocido, en quien ya hemos formado nuestra imagen personal, el saludo es lo que puede establecer un buen contacto inicial o una situación que hasta puede tornarse incómoda o infertil para nuestras intenciones.
En su origen, el apretón de manos, dicen algunos historiadores, no era realmente un estrechamiento de las manos conectando sus palmas, sino que se asían las muñecas para corroborar que la otra persona no tuviese oculta una daga o arma. Hoy, este saludo ha dejado de ser un análisis del enemigo, para ser algo cordial, firme y respetuoso, adecuado para todos los ambientes laborales.
Aunque la situación sea tensa o se trate de superiores, siempre debes establecer el contacto visual y pronunciar un “hola”, al menos, con un gesto relajado pero confiado, incluso con una leve muesca de sonrisa. Si la situación lo permite (si te presentan a alguien, si llegas a un grupo que ya está reunido, o en otras situaciones) debes saludar con un apretón de manos.
Aunque en algunos países también se acostumbra saludar con un beso en la mejilla, el apretón de manos (incluso para las mujeres) demuestra seriedad, formalidad y también respeto, marcando el lugar propio y el del otro.
El apretón de manos debe ser firme, uniendo bien tu palma con la de la otra persona, y haciendo coincidir las muescas del nacimiento de los pulgares. Toma firmemente su mano, sin hacer un apretón débil. Haz fuerza al hacerlo, pero no demasiada.
Imagina esto: si quisieras tomar a un ave para que no se escape debes hacerlo con firmeza, pero si aplicas demasiada fuerza podría quedar aplastada. El mismo principio ha de aplicarse al apretón de manos: debe ser lo suficientemente firme como para que la otra persona no pueda retirar su mano sólo con tirar hacia fuera, pero no debe ser demasiado apretado como para arrugar la piel o causarle dolor.
Si tienes algún problema en tu mano derecha (la que se usa para saludar) puedes ofrecer el antebrazo, o saludar con tu mano izquierda. Asegúrate de que la otra persona use su mano izquierda también. Es decir: si tienes un yeso en la derecha, levanta la izquierda y toma la de la otra persona (al estar enfrentados serán las manos “del mismo lado”).
Finalmente, el sacudón es también importante. Puede ser uno o dos sacudones simples, firmes, con movimiento hacia arriba y abajo, con determinación y sin rudeza.