En toda entrevista, sea laboral, de análisis interno o para obtener un ascenso o promoción, hay preguntas que pueden ser algo incómodas para el entrevistado. Puede tratarse de consultas de índole personal, o aquellas que remarquen las debilidades y los fallos pasados del empleado.
Pero hay técnicas que puedes emplear para sobreponerte a estas preguntas fácilmente, e incluso aplicar en reuniones laborales o en presentaciones de proyectos, en las que más de uno hace preguntas algo extravagantes.
A menudo, el entrevistador hace preguntas que nos dejan titubeando. Puede hacerlas casi por error o sin saberlo, por ejemplo, si nos preguntan sobre nuestro estado sentimental y recientemente hemos terminado una relación dolorosamente. Otras veces, en cambio, puede que nos hagan estas preguntas con un ángulo: están evaluando cómo nos desempeñamos en una situación difícil, o bien con cuánta altura respondemos a temas filosos.
Por ejemplo, puede que te pregunten “cómo ha sido trabajar con tu supervisor”, a sabiendas que se trata de una persona tajante y difícil para trabajar. Pero no debes caer en la trampa de responder “ha sido difícil”, y mucho menos “es un verdadero inepto”. Hazlo con honestidad pero con altura: “ha sido un desafío que me ha motivado mucho en mi crecimiento laboral”, o “ciertamente he aprendido a atravesar situaciones difíciles a su lado”. Estás diciendo lo que el entrevistador ya sabe, pero con galantería.
A veces, cuando se evalúa a una persona para cubrir una vacante dentro de la empresa que exige determinación o manejo de situaciones difíciles, puede que te pregunten cómo reaccionarías en situaciones hipotéticas. Esto te da la oportunidad de brillar. Pero otras veces el entrevistador toma otro camino: te pone a prueba en situaciones difíciles en la realidad.
Por ejemplo, puede que saque a conversación un tema filoso, como tu opinión sobre la homosexualidad, sobre la religión, o bien que él (o ella) se ponga a criticar al gerente o al jefe, para analizar tu reacción. Nunca subestimes estas acciones: a veces pensamos que el entrevistador se está desahogando, cuando en verdad está evaluando nuestra reacción.
Afirmarte en tu posición no está nada mal, siempre y cuando lo hagas con altura y profesionalismo. Si te sucede una de estas situaciones, puedes decir que no te parece un tema apropiado para una entrevista o análisis laboral, lo que puede ser lo que entrevistador estaba buscando escuchar… o puede ponerte en su contra. Por eso, procura ser apacible apara evitar estos temas.
En lo que respecta a las temáticas difíciles más típicas, decir que no sabes lo suficiente de política, que no eres muy fanático del fútbol (salvo de las selecciones nacionales, por ejemplo) o bien que no eres practicante de esa religión, por lo que no sabrías responder a su pregunta, son maneras elegantes de obviar el tema.