El Yama y el Niyama son dos principios del Yoga ancestral que persiguen el bienestar y la autorregulación de cada organismo en cuanto a sí, a su entorno y a los otros seres que lo rodean. Las herramientas utilizadas son visualización, meditación y contemplación para analizar y analizarse en el entorno, pudiendo así establecer la armonía con las actividades, personas y hasta elementos que nos acompañan a lo largo de nuestros días.
Por eso, el Yama y el Niyama en la oficina son dos buenas herramientas que podemos aprovechar para fomentar nuestro bienestar y aumentar nuestra eficiencia, transformando el mundo que nos rodea hacia uno más apto para todo nuestro desempeño, social, personal y también laboral.
El concepto de Yama es muy similar al del control. Define la relación de cada persona con la sociedad, con el entorno, de manera consciente y a la vez espiritual. El Yama nos recomienda lograr la armonía y el bienestar con los demás, y también con nosotros mismos, con algunos preceptos básicos que analizaremos a continuación.
Es importante saber que en el Yama se busca evitar el daño hacia uno y hacia los demás. Adapta los conceptos de respeto y cordialidad como principios básicos, por lo que su aplicación en el ámbito laboral resulta ideal para fomentar la participación y la creación de un ambiente más armonioso y amigable, en busca del bienestar general.
De acuerdo al Yama, siempre debemos cumplir con nuestras tareas del mejor modo posible, optimizando el uso de energías (en especial espiritual y emocional) y procurando, al mismo tiempo, facilitar o no obstaculizar el trabajo de los demás que nos rodean. Asimismo, este principio ancestral nos recuerda que somos parte de un todo: del Universo, de la familia, y también somos parte de una empresa u organización, por lo que buscar el bien general es buscar el nuestro propio, y viceversa.
El Yama propone cinco principios fundamentales, que definirán nuestro accionar y nuestro modo de analizar la vida: