Acomodaste tu agenda, solicitaste tus días de vacaciones, y has tenido un descanso fenomenal. Pero llega la hora de regresar a la oficina. ¿Cómo podemos hacer que esta transición sea suave y lo menos abrumadora posible? Pues en esta nota te damos algunos consejos para lograrlo.
Cuando planifiques tus vacaciones, procura regresar uno o dos días antes de retornar al trabajo. Es decir, si debes volver a la oficina el lunes, procura ya estar en casa el sábado por la tarde. Así, podrás dedicar el resto de ese día a desarmar bolsos, lavar ropa, prepararte para la próxima jornada, y dedicar todo el domingo a relajarte y regresar a la rutina citadina.
Cuando finalmente llegues al trabajo o a la oficina, hazlo con pausa. Si te has organizado bien, no tendrás pendientes sin culminar desde antes de tu partida. Si los tienes, procura dividirlos en dos, tres o más días, para no llenarte del estrés de intentar hacerlo todo el día de tu regreso.
Aunque seguramente has regresado energizado y con muchas anécdotas, evita pasarte el día pensando en tus vacaciones y hablando al respecto, viendo fotografías, comentando con tus compañeros de trabajo. Esto sólo te impediría el normal regreso a las labores, distrayéndote de tus responsabilidades. Mucho mejor será dar una breve reseña en el momento del descanso, dedicarte a tus labores, y comentar luego los detalles al finalizar la jornada de trabajo, o bien en una próxima reunión en el fin de semana.
Durante las vacaciones puedes estar relajado, distendido, pero al regresar al trabajo debes concentrarte en las labores y responsabilidades. Esto no significa tampoco que no puedas prolongar la sensación vacacional, por ejemplo, conservando un brazalete, colocando una fotografía del sitio de las vacaciones como fondo de pantalla en el ordenador o del modo en que prefieras, que sea apropiado. Con ello nos referimos a que no es conveniente usar las mismas ropas o peinados especiales que usaste en tus vacaciones, ni intentar seguir el ritmo horario.
Siempre es buena idea planificar a tiempo, y con anticipación. Si se aproxima el período de vacaciones, comienza desde dos meses antes a averiguar destinos y promociones. Lo ideal es tener pactado el destino, el alojamiento o el paquete vacacional un mes antes de la fecha de partida, para poder hacer trámites, cumplir con requisitos médicos, comprar dinero de la moneda extranjera si fuera necesario y todo sin apuros, sin elevar tu nivel de estrés en las vacaciones.