Hay trucos y estrategias que los jefes y supervisores pueden aplicar, para convertir a una empresa promedio en un ambiente laboral ideal y próspero.
La empresa no debe ser un lugar de enfrentamientos y competencias. Debe ser, en cambio, un ecosistema, donde el beneficio personal es también el comunitario. Los diversos sectores deben trabajar en conjunto, bajo la comprensión de que un departamento retrasado puede demorar al resto de la entidad.
Un buen modo de lograrlo es estimulando la camaradería, mediante actividades grupales y juegos de competencia conformados por miembros de diversos sectores en cada equipo. El ambiente de trabajo mejorará, y el compañerismo hará que la ayuda mutua sea una realidad.
Comprender que el plantel laboral es un grupo humano es fundamental para crear una empresa exitosa. De ello se desprende la comprensión y la tolerancia, la paciencia para la enseñanza y también la capacitación. Si tratas al plantel como a robots, no obtendrás una buena respuesta ni un buen seguimiento de planes. Comprende que las personas tienen vidas privadas, problemas, y también cambios de humor, para crear una estrategia de trabajo que permita tiempo libre, integración familiar y la persecución de metas y proyectos.
El jefe debe procurar que la empresa funcione como un reloj, en conjunto y al unísono, en lugar de desprenderse y sólo estar presente para los regaños. Los superiores siempre deben dar el ejemplo, saber sobre todos los procesos empresariales, saber utilizar todas las maquinarias, y estar plenamente dispuestos a arremangarse y ponerse a trabajar junto a los obreros si hiciera falta.
Por otro lado, se debe mantener la jerarquía de los cargos y la formalidad empresarial. Se puede (y debería) mantener la cordialidad, el respeto y la humanidad en el trato con los subalternos, pero comprenderlos como adultos responsables de sus acciones. Cuando los regaños son respetuosos y constructivos, son siempre bien recibidos.