El botiquín de primeros auxilios suele pasar a ser parte de la decoración en las oficinas que se conducen con cuidado y atención. En lo posible, evitaremos necesitarlo tomando las medidas necesarias. Pero los malos tragos se nos pueden aparecer ante la menor sospecha, y es allí cuando notamos lo completo o empobrecido que se encuentra.
El botiquín debe estar siempre lleno de los imprescindibles. Si se utiliza su contenido, en el mismo día debemos asegurarnos de rellenar los faltantes, teniendo siempre abundancia de lo necesario. Una vez por mes debemos revisarlo, corroborando el estado y fecha de caducidad de los medicamentos y elementos allí dentro. Y claro, debemos adecuarlo a las necesidades reales de cada oficina.
Un botiquín de primeros auxilios básico debe contener:
Un botiquín en verdad completo debería contar también con guantes estériles, barbijos, linternas pequeñas y bajalenguas, lupas, pinzas de depilar para retirar astillas e insectos, una rasuradora descartable para limpiar la zona de la herida, termómetro común, toallitas húmedas para limpiar y calmar.
En la puerta del botiquín, o bien a la vista, debe lucirse en claros números el teléfono de la emergencia, ambulancia, médico de la empresa, y teléfonos de contacto por emergencias de todo el personal de la oficina, en particular de quienes sufren condiciones particulares.
Si alguien en la oficina sufre de alguna condición particular, como epilepsia, alergias u otros, debemos asegurarnos de contar con la medicina de emergencia para estos casos. De igual modo, se debe enseñar a los colegas sobre cómo actuar en casos de ataques o cuadros agudos de estas personas: el pánico es el peor enemigo ante una emergencia.