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Versión para imprimir del artículo Relajación profunda para finalizar la jornada laboral. No incluye formatos especiales ni imágenes.
Para finalizar cada jornada laboral, no hay nada como una simple rutina de relajación profunda y efectiva. Esta te permitirá crear un corte bien definido entre tu día laboral, y tu vida social y familiar, para que los problemas de la oficina queden justo allí, junto a las preocupaciones y la constante amenaza del estrés que está a tu acecho.
Y para lograr este corte relajante, no hay técnica mejor que la reconocida técnica Schultz, que busca alcanzar la paz interior y la serenidad en actividades muy sencillas.
Puedes realizar esta técnica al llegar a casa, o de camino al hogar, deteniéndote algunos minutos en una costa, en una plaza, en algún parque, o en un sitio en el que te sientas a gusto, y donde no recibas interrupciones. Si realizas la técnica en tu casa, pide a tu familia que te permitan unos minutos de silencio, sin interrupciones. Recuerda apagar o silenciar tu teléfono móvil y cualquier otro medio de contacto, para separarte unos instantes de todo lo que te rodea. No te preocupes: se trata sólo de algunos minutos.
Siéntate o recuéstate en una posición en la que te sientas cómodo, relajado, totalmente a gusto. Cierra tus ojos, y sepárate de los pensamientos del trabajo y de las tensiones y exigencias diarias. Simplemente cierra tus ojos, y escucha tu respiración. Concéntrate en ella, en respirar profundamente, lentamente, inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Si estás en casa, puedes encerrarte en una habitación a oscuras. Si estás en el exterior, bastará con cerrar tus ojos.
Ahora, puedes dar comienzo a la técnica, visualizando en tu mente la palabra “estoy”. Repítela en tu mente, visualiza su forma, concéntrate sólo en esa palabra. Puedes repetirla en voz alta, o simplemente penar en tu propia voz diciéndola. Observa cómo la palabra va tomando importancia, protagonismo en tu pensamiento. "Estoy".
Cuando esta palabra haya pasado a ser parte de ti por completo, enfoca tu atención en tus piernas. Piensa en la frase “mis piernas son pesadas”. Siéntelas adquirir peso. Luego, piensa en la frase “mis brazos son pesados”, y siéntelos ganar peso mientras repites esta frase en tu mente. Haz este paso con cada sector de tu cuerpo, dividiéndolo a tu gusto, hasta sentir todo tu cuerpo pesado.
A continuación, piensa en la frase “mis piernas están calientes”. Siente cómo tus piernas emiten calor. Visualiza tus piernas emitiendo este calor. Luego, piensa en cómo tus brazos, tu tórax, tu espalda y todo tu cuerpo está caliente, y emite este calor.
Cuando sientas todo el cuerpo caliente, y a gusto, siempre respirando lenta y regularmente, concéntrate en los latidos de tu corazón. Concéntrate en la frase “mi corazón tiene un ritmo constante y vigoroso”. Siente cómo tu corazón estabiliza su ritmo, se hace regular, escucha cada latido, siéntelo en tu pecho. A continuación, concéntrate en la frase “mi respiración es tranquila”, y enfoca tu atención en tu respiración, que es lenta, regular, calmada y relajante.
La siguiente fase te anima a pensar en la frase “mi plexo solar irradia calor”. Visualiza esta zona (comprendida sobre el vientre y hasta los genitales) e imagina cómo adquiere más y más calor, emitiéndolo hacia fuera de tu cuerpo. Nota cómo la zona se relaja gracias a este calor, y se queda en calma. Luego, concentra tu atención en tu frente, y siéntela fresca, casi fría, incluso piensa en la frase “siento una agradable frescura en la frente”. Visualiza cómo tu frente está fría, siéntela, deja que esta frescura te relaje aún más.
Quédate allí, disfrutando de tu cuerpo y de tu nueva paz. Cuando estés listo, lentamente comienza a abrir los ojos, y procura no levantarte demasiado rápido. Ahora sí, ya puedes dejar de lado tu vida laboral, y comenzar la parte familiar y social de tu jornada.
