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La relajación en el trabajo
Aprende a relajarte en el trabajo para sentirte mejor y para ser un trabajador más efectivo
Ya mucho hemos hablado sobre la importancia de la relajación para la productividad en la oficina, pero quizás no sabemos bien por dónde encarar este emprendimiento. En esta nota veremos los por qué de la relajación hacia la productividad laboral.
Cuando nos sentimos agobiados, basta con tomar un breve descanso para seguir adelante. Cuando vamos finalizando el año de trabajo, sólo necesitamos unas vacaciones en un destino ajeno a nuestro hogar para lograr recuperar las energías. ¿Te has preguntado el por qué de ello? Pues se debe a la relajación.
La relajación nos permite distender la mente y los pensamientos, a veces enajenados en las cuestiones de la oficina, para poder luego encararlos con más bríos. También, claro, la relajación nos permite dar un paso al costado, para poder tomar un respiro y analizar el asunto desde otro ángulo, y con mayor determinación.
La relajación como técnica es todo un arte, que conlleva algún tiempo en su práctica. Sin embargo, la relajación dentro de la oficina es mucho más expedita. Podemos encararla en cuestión de minutos, por lo que es muy importante aprender algunas técnicas sencillas.
Por ejemplo, cuando te sientas agobiado en la oficina, siéntate bien en tu sillón, endereza tu espalda hasta reposar la nuca en el respaldo de tu silla, y cierra los ojos. Simplemente, respira. Respira lenta y regularmente, y deja que tu mente divague hacia un lugar calmo y armonioso, o simplemente hacia la nada.
También puedes levantarte de tu silla y caminar por la oficina. Si tu edificio de trabajo tiene balcón o azotea, da un paseo por allí para cambiar el aire y escapar de la luz artificial. Si no puedes salir al exterior, ve al sanitario, ábrete el primer botón de la camisa, y moja tu rostro y tu nuca salpicándote agua con tus manos. Quédate con los ojos cerrados y el rostro mojado algún instante, mientras respiras y piensas en tus últimas vacaciones, en un lugar paradisíaco, o en la nada, pero siempre lejos de los problemas de la oficina.
Finalmente, aprende a relajarte mientras trabajas. Si la tarea te lo permite, haz pequeñísimas pausas durante tus labores, mirando hacia el costado, hacia alguna fotografía con la que hayas decidido decorar tu escritorio, o hacia algún juguete entretenido. Si puedes, mantén una bola anti estrés en el cajón del escritorio, y juega con ella mientras te relajas. Y siempre recuerda relajarte por unos dos minutos cada media hora, o cinco minutos por cada hora de trabajo, para aumentar tu productividad.
