Si estás en una entrevista laboral para conseguir un nuevo puesto, e incluso en una reunión interna para conseguir un ascenso o una promoción, debes cuidar tus palabras. Aunque el reclutador ya te conozca: estás siendo evaluado, y serás esclavo de todo lo que digas.
Por eso, aprendamos los errores comunes que muchos postulantes y candidatos suelen cometer, tan sólo por no cuidar su vocabulario.
Las respuestas que debes entregar ante preguntas en una entrevista deben ser algo completas. Lo mejor es responder con enunciados apenas desarrollados, autosuficientes (es decir, que sean concisos y que expliquen el punto) y que dejen lugar para ampliar si el entrevistador lo precisa.
Por ejemplo, si el entrevistador te pregunta “¿sientes que tuviste logros en tu empleo anterior?” no debes responder con un seco “si”, sino algo como “seguro, tuve éxitos y también algunos proyectos que hubiese querido desarrollar más”. Así, el entrevistador podrá preguntar “¿cuáles?”, si le es de interés.
En una entrevista por un nuevo empleo es común que te pregunten por qué dejaste tu empleo anterior, y en una reunión o análisis para un cargo superior puede que te consulten por qué quieres salir de donde estás. Ante estas preguntas, mantén siempre la positividad. Decir que tu jefe anterior era un idiota, o que tus actuales compañeros de oficina son detestables no son buenas opciones.
Mantente positivo: di que en tu empleo anterior no tenías espacio de crecimiento y desarrollo (que es una manera elegante de decir que “alguien” te imponía techos bajos), o que quieres superarte y crecer en un nuevo desafío. Estas son respuestas más adecuadas.
En entrevistas, análisis y reuniones hay temas intocables, como casi en cualquier charla social de cierta formalidad. La política, la religión, las creencias sociales e incluso temas de deportes son los que no debes tratar.
Cada quien tiene creencias fuertemente fundadas sobre estos tremas, y mencionar una idea contrapuesta a la del reclutador o entrevistador te pondría en su “lista negra” muy fácilmente. Procura evitarlos, esquivando las preguntas relativas (si te las hicieran) con comentarios abiertos, o simplemente diciendo que no es un tema que conozcas lo suficiente como para dar una opinión bien fundada.
Aunque se trate de un análisis que te está haciendo una persona con quien trabajas hace años, cuida la formalidad de la situación. Durante la entrevista evita hablar de temas anexos, de invitar al encargado a tomar tragos luego del trabajo, o de mostrar las fotografías de tus hijos y mascotas.
Mantén la formalidad; podrás salir de la estructura luego de la entrevista. Evita las risotadas, las palabras inapropiadas, los comentarios personales y las opiniones anexas. Mientras tanto: mantente enfocado en por qué estás allí.