Las oficinas trabajan como la maquinaria de un reloj cuando sus empleados están motivados, con la moral alta, desenvolviéndose en un ambiente que fomente la creatividad, la integración y el constante crecimiento.
Si bien hay ciertas fórmulas que nos permiten hacer motivaciones constantes, hay otras que debemos aplicar con diferentes abordajes, pues cada persona responderá a determinadas acciones.
Hay acciones que no deben faltar en cualquier empresa. Una oficina o sitio de trabajo agradable, limpio, ordenado, bien iluminado es fundamental. Dar tiempo de descanso y beneficios (máquinas de golosinas, bebidas frías y calientes, etc.) también son fundamentales, así como galardones y eventos especiales para que el trabajo sea entretenido y ameno.
Que los empleados cuenten con la correcta capacitación, los insumos y herramientas necesarias y que tengan la tranquilidad de no sufrir presiones por carencias es otra manera de motivar, común a todos los empleados. Luego, hay motivaciones especiales para cada persona del plantel.
Las personalidades más analíticas de la oficina requieren de tener todos los conocimientos, fuentes y herramientas necesarias, desde antes de comenzar con la labor. Necesitan un líder conocedor y carismático, equitativo hacia el grupo de trabajo. Prefieren alcanzar la meta, por satisfacción, que el reconocimiento público. Llegado el momento de los premios, rechazan cualquier concepto que no tienda a compensar al grupo entero.
Las personas estructurales necesitan saber que sus esfuerzos en verdad hacen un cambio. Buscan el reconocimiento no por mera apreciación, sino para saber que la empresa funciona mejor gracias a sus labores.
Son buenos trabajadores en equipo, pero también pueden trabajar por su cuenta, prestando atención a los detalles y en perfecta organización y orden. Necesitan tener todos sus materiales a mano, incluyendo un ordenador o medio de comunicación constante con el líder de su equipo.
Las personalidades más sociales necesitan sentirse apreciados. Buscan las relaciones, el reconocimiento público, el ambiente laboral con eventos y situaciones de distensión. Necesitan trabajar en equipos y nunca en soledad, y tienden al uso de herramientas manuales, incluso para sus comunicaciones.
Los empleados más innovadores necesitan estar profundamente comprometidos con la labor. Llegan a pretender que sus puestos de trabajo están en juego con tal de sentir esta presión, que los pone en movimiento. No requieren de reconocimientos ni agradecimientos, su principal motivación es la labor realizada.
Los empleados pacíficos, los tranquilos y los introvertidos no necesitan fanfarrias, sino trabajar tranquilos, en silencio y mayormente por su cuenta. No gustan de los grandes eventos ni de los reconocimientos, sino que requieren de privacidad para sentirse motivados por la labor. Si trabajan en grupos, prefieren hacerlo con encuentros ocasionales y labores individuales, bien separadas e identificadas.
Finalmente, las personalidades más expresivas e imponentes son grandes pensadores independientes, pero trabajan bien en grupos, en especial si ocupan puestos de liderazgo. Su principal motivación es el avance, es el fomentar el trabajo en los demás, organizar las agendas y presentar los resultados, mucho más que la gratificación. Al finalizar el proyecto prefieren el reconocimiento del grupo entero, siempre y cuando se los mencione como líderes.