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Versión para imprimir del artículo Cómo prepararse para una entrevista laboral. No incluye formatos especiales ni imágenes.
Cuando estamos buscando trabajo, uno de los momentos que más nerviosismo nos provoca es tener que presentarnos a una entrevista laboral. Sabemos que de nuestras respuestas a las preguntas que nos hagan, y la impresión que demos, dependerá en gran parte la decisión de darnos o no el empleo. Por eso debemos prepararnos adecuadamente para ese momento.
Seguramente hemos enviado nuestro CV a muchas empresas. En el momento en que nos llaman para una entrevista, trataremos de conseguir todos los detalles que podamos acerca del sitio en que nos presentaremos. Políticas empresariales, clientes que atienden, condiciones de trabajo, etc. El hecho de estar bien informados y tener ocasión de comentarlo en la entrevista, mejorará nuestras posibilidades.
Luego, debemos hacer un análisis exhaustivo de nuestras fortalezas y debilidades, teniendo en claro qué podemos aportar a la empresa, qué conocimientos tenemos, cuáles son nuestros objetivos y aspiraciones. También debemos saber en qué aspectos o situaciones podemos tener una falencia. En ese caso, si nos preguntaran, hay que contestar siempre la verdad. Es preferible reconocer que no tenemos conocimientos de algo pero estamos dispuestos a aprender.
Trata de hacer una lista de todo lo que quieras preguntar sobre la empresa y el puesto de trabajo para el que te entrevistan. Siendo un momento de tensión, es posible que olvidemos consultar temas importantes.
La imagen que demos también jugará en la entrevista, a favor o en contra. Nuestra ropa debe ser discreta, el maquillaje no debe ser estridente, en el caso de la mujer, y si usamos perfume debe ser suave. Debemos mostrarnos sonrientes, relajados (dentro de lo posible), confiados y seguros de nosotros mismos.
Si no comprendemos algo que nos preguntan, no dudemos en pedir una explicación. Es preferible mostrar que no entendimos a contestar algo que no tenga nada que ver. Nadie dudará de nuestra capacidad por no comprender una pregunta.
No debemos hablar demasiado. Podemos hacer preguntas sobre la empresa o alguna de cortesía, pero por lo demás, nos limitaremos a responder las preguntas que nos hagan. Hablar mucho es una muestra de inseguridad. Mucho menos debemos interrumpir al entrevistador: siempre esperaremos a que termine de formular su pregunta o idea, antes de responder.
Antes de retirarnos, preguntaremos si debemos llamar nosotros para averiguar el resultado de la entrevista, o será la empresa la que se comunique, y cuál es el tiempo aproximado que tardarán en tomar a alguien. No seremos insistentes en este punto si recibimos una respuesta evasiva.
Si, pasado el tiempo en que nos dijeron que se comunicarían no nos han llamado, podemos llamar nosotros y averiguar si ya han cubierto el puesto. No pediremos hablar con el entrevistador, sino que consultaremos a la persona que nos atienda. Si todavía no han cubierto la vacante, preguntaremos si hay inconveniente en repetir nuestro llamado en un tiempo prudencial, y actuaremos en consecuencia con la respuesta que nos den.
