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Versión para imprimir del artículo Consejos para prepararnos para una entrevista de trabajo. No incluye formatos especiales ni imágenes.
Ponernos nerviosos ante la inminencia de una entrevista de trabajo parece inevitable. Nunca sabemos qué actitud tomar, tememos no tener todas las respuestas adecuadas, y sentimos que cualquier titubeo nos puede eliminar de la lista de candidatos.
Sin embargo, el hecho de que un candidato parezca totalmente seguro de sí, no se muestre nervioso o ansioso, ni titubee ante preguntas difíciles de responder en un minuto (y, a veces, hasta absurdas), no significa que sea la persona perfecta para el puesto sino que, quizás, ya ha realizado tantas entrevistas laborales que conoce las respuestas al dedillo.
No hay una fórmula infalible ni una receta mágica que nos ayude a pasar una entrevista laboral. Cada empresa es diferente, y enfoca el tema de manera diferente; cada entrevistador tiene su propio estilo y personalidad, y ningún candidato es totalmente perfecto ni supera el 100% de los puntos de la entrevista.
En realidad, lo que debería darnos mayor tranquilidad es el hecho de que, justamente, con las entrevistas laborales no se busca al candidato perfecto, sino a aquel que mejor se ajuste a las expectativas o necesidades de la empresa para el puesto a cubrir. Además, en más de una entrevista te encontrarás con pruebas mal diseñadas. Entonces, no debes desalentarte porque el resultado no fue, desde tu perspectiva, el mejor.
Las empresas también saben que, muchas veces, el resultado de una entrevista no dice demasiado acerca de las verdaderas habilidades de una persona. Pero el único modo de saber si alguien es o no apto para un puesto, es probándolo. Por eso en muchos sitios han optado por algo más directo: la práctica dentro de la empresa.
El tiempo de la práctica es variable, según la empresa y el trabajo a desarrollar. Puede ir de unas semanas a meses. Obviamente, se trata de una tarea que recibe su correspondiente pago.
Este sistema tiene ventajas y desventajas. Por un lado, te da la posibilidad de demostrar en forma efectiva lo que sabes. Y si no sabes demasiado, podrás aprender y mejorar tu desempeño a lo largo de los días. Además, si se trata de un trabajo que nunca has hecho antes, estarás incorporando conocimientos que pueden servirte en el futuro.
Pero, por otro lado, no tienes le certeza de que, terminado el período de prácticas, el puesto será tuyo. Quizás no quedes seleccionado y debas volver a buscar trabajo.
Las recomendaciones que leemos o nos hacen acerca de cómo “debe ser” nuestra entrevista, o cómo redactar nuestro curriculum, no son la única verdad. Es vox populi que el CV, por ejemplo, no debe tener más de una página de extensión, a lo sumo, dos, porque los selectores de personal “no los leen”.
Esto puede ser cierto en algunos casos, pero no en todos, teniendo en cuenta que los responsables de recursos humanos son personas como cualquiera, con personalidades diferentes, distintos grados de paciencia o curiosidad, y con más o menos prisa para elegir al candidato.
Tampoco es cierto que, si damos todas las respuestas supuestamente correctas en una entrevista, nos descartarán porque supondrán que son “elegidas para la ocasión” (aunque, posiblemente, sea cierto).
Tengamos en cuenta que, como decíamos, las personas, las circunstancias, las empresas y los trabajos son siempre distintos. Como es imposible conformar a todos, hagamos las cosas simples: armemos un CV que demuestre nuestras habilidades para el puesto y nuestra experiencia, sin abundar en detalles. Si somos seleccionados para la entrevista, tendremos tiempo de explayarnos.
En la entrevista laboral respondamos en forma sencilla y sincera, sin mentir ni en más ni en menos con respecto a nuestros conocimientos y habilidades. Y sigamos adelante, como si la entrevista nunca hubiera existido.
