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Versión para imprimir del artículo Meditación para liberar el estrés antes de una reunión. No incluye formatos especiales ni imágenes.
Estás a punto de ingresar a la sala de reuniones a hacer una gran presentación, a dar el informe de tu proyecto o a proponer nuevas ideas a todas las cabezas de la empresa. Es natural que los nervios amenacen con invadirte, mientras el temor a fallar se hace más grande con cada segundo que pasa. Pero tranquilo, que hoy aprenderemos una simple técnica de visualización que te permitirá entrar a la reunión sereno, relajado y bien enfocado en la meta.
El primer paso es respirar. La respiración, además de ser una función indispensable para la vida, es un gran arma para serenar la mente y el cuerpo, vencer los temores y llenarnos de vigor. Cuando respiramos adecuadamente se oxigena cada una de las células de nuestro cuerpo, se regula el ritmo cardíaco, y se aclara la mente.
Toma unos dos minutos para, simplemente, respirar. Cierra la puerta de tu oficina, si puedes, o ve al sanitario para evitar el ruido y las distracciones. Siéntate o colócate en una posición cómoda, cierra los ojos si lo prefieres, y respira lentamente, a un ritmo regular, hasta llenar la capacidad de tus pulmones. Si tus pensamientos no quieren quedarse en paz, cuenta mentalmente hasta cuatro mientras llenas los pulmones. Concéntrate en tu respiración y en este conteo.
Con los pulmones llenos, mantén el aire mientras cuentas nuevamente hasta cuatro. Al llegar al número, comienza a liberar el aire lentamente, de manera regular, contando nuevamente hasta cuatro; cuando llegas a ese número, tus pulmones estarán completamente vacíos. Sin aire en el cuerpo, cuenta mentalmente hasta cuatro. Haz este ciclo dos o tres veces, para serenarte y para eliminar los estímulos invasivos de tu alrededor. Ya estás listo para visualizar.
Sin concentrarte en lo que puede salir mal, pero a sabiendas de ello, imagínate en un campo, a la vera de un pacífico río que fluye. Escucha el sonido de las rocas al fondo del río, moviéndose con el agua. Escucha el viento pasar por entre las hojas de árboles altos y frondosos que están detrás de ti, custodiándote. Presta atención al cielo: allí hay aves que vuelan pacíficamente, bien enfocadas en su camino. Escúchalas, y oye los sonidos a tu alrededor. Huele el aire, con su aroma fresco y saludable. Respíralo profundamente, y vuelve a observar el río que fluye sereno y siempre hacia delante.
Mira tu mano derecha, que está dentro del bolsillo de tu pantalón. Saca la mano de allí: verás que tienes un gran globo en la mano. Siente su textura suave, observa su color blanco, sereno. Debes inflar este gran globo, no sólo con aire, sino con tus miedos. Considera tus temores, tus nervios, y comienza a inflar el globo. Siente con tus manos cómo se va poniendo más grande, más firme, lleno de todos tus miedos y temores. Ínflalo hasta sentir que ya no tienes miedos dentro. No te preocupes, el globo es lo suficientemente grande para recibirlos.
Cuando todos tus miedos estén dentro de este gran globo, obsérvalo detenidamente. Fíjate cómo está bien cerrado, compacto. Tómalo por su atadura, con tu mano, y levántala hacia el cielo. Siente cómo el globo quiere elevarse, quiere desprenderse. Déjalo ir. Deja que se vaya con las corrientes de aire. Observa cómo flota por el cielo, alejándose cada vez más y más. Observa su viaje pausado pero determinado, hasta que ya no puedas observarlo. El globo se ha ido, y con él todos tus temores.
Quédate unos instantes sereno, con los ojos cerrados, disfrutando de esta paz. Cuando te sientas listo, abre los ojos y quédate allí unos segundos. Luego, incorpórate lentamente, respira muy profundo, y dirígete a la reunión, con una nueva fuerza y energía, y libre de temores y negatividades.
