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Versión para imprimir del artículo Creando capacitaciones para un mejor plantel laboral. No incluye formatos especiales ni imágenes.
La motivación y la creación de un ambiente de trabajo ideal son parte fundamental de la productividad del plantel laboral. Pero claro, también se debe contar con personal capacitado en su área de ejecución para que la empresa prospere día a día. Y si bien cada empleado debe preocuparse por ser cada día mejor, es tarea de la empresa procurar una capacitación y formación ejemplar. En esta nota veremos cómo lograrlo.
La capacitación es una formación constante, que permite a cada persona desarrollarse en sus conocimientos y prácticas de aplicación diaria. Dentro de un enorme abanico de posibilidades, las capacitaciones pueden orientarse al perfeccionamiento de técnicas y herramientas actuales, al análisis de los cambios en las mecánicas y a las tendencias del mercado, o bien al aprendizaje de nuevas herramientas ideológicas y físicas para ejecutar la labor a diario.
La capacitación debe orientarse a las tareas actuales y futuras del empleado. No se trata de enseñar trucos, sino de enseñar verdaderas habilidades que el empleado pueda interiorizar y aplicar a cada momento. Cada empleado, en su cargo y de acuerdo a sus capacidades, tendrá un cierto conjunto de elementos a partir de los cuales trabajará. Por eso, si bien la capacitación en su temática puede ser general, la ejecución de esta capacitación debe centrarse en las condiciones y características propias de cada persona.
Hay temáticas que pueden ser abordadas y aplicadas en cuestión de unas horas, pero hay otras que requieren tiempo para su aprendizaje. Por ello, las capacitaciones in company deben ser constantes y continuas, y no cuestión de una sola vez.
Una buena manera de lograrlo es haciendo ciclos de capacitación con una misma regularidad, que puede ser semanal, mensual o con mayor o menor frecuencia. Es importante que esta capacitación teórica se conjugue con prácticas, bien sea aplicación en el mismo campo de trabajo o bien en talleres complementarios al ciclo de entrenamiento. Por ejemplo, puedes determinar dos horas un viernes para la capacitación teórica, y dos horas el sábado para su práctica.
Los maestros saben que, en un aula, los estudiantes llevan ritmos diferentes, y deben de adaptar sus clases a ello. En las capacitaciones sucede algo similar: cada empleado tendrá su propio ritmo de interiorización, aprendizaje y aplicación de los conceptos. Por eso, es fundamental mantener alta la motivación, pues quien tenga dificultades puede frustrarse, y quien esté más avanzado en el tema puede aburrirse y desmotivarse.
Puedes establecer un sistema de medición de logros, competencias internas durante la capacitación, y siempre mantener los ciclos dentro del horario laboral para evitar la desmotivación económica que supone una capacitación fuera de horas, en la que los empleados dedican su tiempo personal y no reciben gratificación monetaria alguna.
También puedes hacer ciclos de capacitación optativos, para que cada empleado tome el curso a su elección, siempre que se premie de algún modo a quienes opten por ello, pues supone un crecimiento personal en beneficio de la empresa.
