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Versión para imprimir del artículo Cómo superar la desmotivación laboral . No incluye formatos especiales ni imágenes.
Apenas finaliza el período de las vacaciones, o quizás en medio del año laboral, o casi en cualquier momento del año podemos caer víctimas de un mal bien conocido por todos: la desmotivación laboral. Y es que cada año se hace más y más difícil mantenernos relajados y bien descansados, gozando de la labor, sin comenzar a sentir esa desesperación que nos lleva a preguntarnos “por qué estoy haciendo lo que hago”.
Pero no te debes desesperar, sino todo lo contrario: debes esperar. Respira muy hondo, cierra los ojos, y mientras vas liberando el aire que llena tus pulmones, repite la pregunta con el mismo concepto, pero con una visión diferente. No te preguntes “por qué”, sino que respóndete con un buen “porque…”.
La gran mayoría de las personas trabaja para conseguir el sustento; propio, familiar, de quien o quienes sea. Pero sólo muy pocas personas pueden decir que realmente no necesitan “trabajar para vivir”. Para el resto de nosotros, la labor puede tornarse un poco extraña y agotadora a veces, si no sabemos encontrar la motivación que, a diario, nos impulse a seguir adelante.
Cuando nos preguntamos “por qué trabajo”, simplemente nos estamos cuestionando a nosotros mismos. Debemos responder rápida y eficazmente a esta pregunta, con un gran “trabajo porque”: "Trabajo porque quiero mantener a mi familia" (no sólo “necesito”, sino “quiero”), "trabajo porque me place sentirme de utilidad y ganar dinero haciendo lo que soy capaz de hacer", "trabajo porque a fines de este año quisiera cambiar mi coche por un modelo superior"…
Una vez que hayas podido hallar la motivación laboral en estas respuestas, hazla visible a tus ojos, y también al de los demás. Coloca una fotografía de tu bella familia, o de la casa de tus sueños, o de ese coche que quieres tener a fin de año. Decora tu pared con un afiche o un cartel de ese país remoto que quieres conocer, o del sistema de riego hogareño que te gustaría instalar en tu jardín. Haz visible tu motivación.
Luego, cada vez que sientas ese leve cansancio y ese tedio propios de la desmotivación, pregúntate por qué es que trabajas, y déjate llevar unos instantes por estas imágenes. Imagínate conduciendo el automóvil, proyéctate en aquella playa remota, o simplemente visualiza la cara de felicidad de tu familia, compartiendo un bello domingo, en la sala de casa. Eso será suficiente para que sigas trabajando con más ganas, y con menos pesar.
