Cuando queremos elevar la moral y la diversión entre nuestros colegas y compañeros de trabajo, a menudo solemos recurrir a chistes y bromas. Estas nos permiten unos instantes de relajación y diversión, y fomentan también la intimidad y la cercanía de las relaciones en la oficina. Estas bromas, chascos y chistes divierten y entretienen. Esto es, claro, si sabemos realizarlas en su justa medida.
Cuando hacemos bromas o chascarrillos, muchos los disfrutan. Sin embargo, cuando no sabemos medirnos (o cuando nos medimos según una vara que no tenga en cuenta las condiciones y características particulares de la víctima de la broma) podemos herir sentimientos y forzar situaciones incómodas hacia quien es el punto de este chasco.
Por ello, al planificar una broma de oficina, debemos prever que se trate de una actividad que resulte entretenida. Dar un susto a alguien a la salida del sanitario puede ser entretenido, pero no lo será si la persona víctima de la broma está atravesando un difícil momento familiar, o si simplemente tiene un día atareado. Debemos procurar que las bromas que hagamos en la oficina sean adecuadas, siempre con buen gusto, respeto y consideración a los demás.
Algunas bromas de oficina son eternas. Pero debemos aplicarlas en su justa medida. No debemos tomar a alguien de punto. Si una persona es la única que sufre las bromas de oficina, no haremos más que causar pesar (en corto, mediano o largo plazo) sobre su condición. Además de medirnos en el acto, debemos tener en cuenta una regularidad espaciada de las bromas hacia una sola persona.
También debemos ajustar la medida o la extensión de la broma. Sujetar el teléfono con una bandita elástica invisible puede ser divertido, pero cubrirlos con 142 banditas elásticas no lo será tanto, en especial para el colega o el compañero de trabajo que deba malgastar su valioso tiempo en desanudar este artefacto indispensable.
Del mismo modo, algunas bromas son chistosas, como desatornillas el resorte que ajusta la altura de la silla, causando que su ocupante baje una buena cantidad de centímetros al tomar su asiento. Sin embargo, si causamos que el ocupante de la silla caiga de espaldas, poniendo en riesgo su salud y bienestar, la broma se convertirá en algo completamente inadecuado y de mal gusto, en cuestión de segundos.
Hay algunos compañeros a los que debemos prevenirnos de realizar algunas bromas. Compañeras embarazadas, colegas de edad mayor, jefes y personas cuya salud o integridad han sido comprometidas de alguna manera han de quedar excluidos de ciertas bromas, aunque sí podemos hacerles chascarrillos inocentes, como colocar algunas notas adhesivas con mensajes graciosos y chistes en su zona de trabajo.
Siempre recuerda el buen gusto y el tacto al hacer tus chascarrillos de oficina, para el deleite de todos, y el lamento de ninguno.