Seguramente alguna vez has conocido a alguien que es en verdad feliz en el trabajo. Quizás, también te has preguntado cómo lo logra, y hasta has sentido ese pequeño monstruo verde de la envidia muy por dentro, pensando en que las frustraciones, los apuros, los horarios y las exigencias te impiden sentirte de igual modo en tus propias actividades.
Pues ya puedes dejar de sentirte así: es posible ser feliz en el trabajo. Y sólo hace falta que en verdad quieras serlo. Veamos, entonces, algunos buenos consejos para lograrlo.
Las palabras clave para la felicidad en el trabajo son fáciles de recordar: Compromiso, Flexibilidad, y Desarrollo.
Con “compromiso” nos referimos a un camino de doble vía: el compromiso del trabajador a su empresa, y el compromiso de la empresa al trabajador.
Si eres dueño o encargado, asegúrate de que la corporación tenga este compromiso hacia el plantel por completo. Los catalogados como “mejores sitios para trabajar” propician buenos descansos, retribuciones salariales justas, comisiones o premios por logros y esfuerzos, y también promueven un ambiente de camaradería, salud y bienestar, organizando actividades, ofreciendo una sala de descanso con bebidas y bocadillos de libre acceso, entre otras ideas.
Si eres empleado, asegúrate de tener compromiso a la empresa. Es decir: debes comprender que el éxito de la organización influye directamente sobre tu propio éxito. A esto se lo conoce normalmente como “tener puesta la camiseta” de la entidad, o “remar hacia el mismo lado”.
Para ser felices en el trabajo necesitamos flexibilidad: en los horarios, en el ambiente, incluso en las tareas. Esta flexibilidad hace que se perciba una mayor libertad y comodidad: si hubo mal tránsito de camino y llegas 20 minutos luego de la hora de ingreso, lo ideal sería no recibir malas caras por ello… siempre y cuando tú también aportes tu granito de arena, y te quedes por 20 minutos más al finalizar la jornada, como retribución.
La flexibilidad en las tareas también te permite mayor comodidad en el trabajo. Hacer mecánicamente sólo lo que “se debe” hacer es tedioso y monótono. En cambio, si varías las labores, compartes con tus colegas, y aceptas modificaciones en el plan haciendo nuevas acciones, te sentirás mucho más entretenido y liberado. ¿Un buen consejo? Cambia de escritorio con algún colega por algunos instantes, sólo por la diversión de entretenerse. Verás que el día de trabajo se pasa volando, y volverás a casa más relajado.
El desarrollo ha de ser laboral y también personal. Estar dispuesto a avanzar es el primer paso para la felicidad en el trabajo, pues te pone en una modalidad proactiva. Tener metas por cumplir, puestos por alcanzar y hasta un plan de carrera te mantendrá motivado, con ganas de avanzar, evitando así el estanco de la monotonía de cargos que no van a ningún lado.
Una buena manera de fomentar esta mentalidad es manteniendo también metas fuera del trabajo, continuar con tu educación en seminarios y cursos de especialización, y hasta haciendo terapia y actividades de competición para mejorar tu estado físico y emocional.
Finalmente, el buen ambiente laboral es clave. Un ambiente libre, motivado y entretenido es el ideal para la felicidad en el trabajo. Procura buenos tratos y buen diálogo con colegas, superiores y subalternos, para fomentar lo mismo en los demás. Mantén tu escritorio ordenado y limpio, y también el decoro y la buena presencia física para convidar a los otros tu felicidad, y fomentar así la de los demás. Es un círculo virtuoso que irá siempre en pro del buen desarrollo personal y laboral.