Mantenernos frescos, atentos y alerta es imperativo para tener la mejor productividad y el más alto rendimiento a lo largo de toda la jornada laboral. Para esos días lentos en la oficina, ten presente estos consejos que te aliviarán y renovarán tus energías.
El agua todo lo cura
Una vez por hora levántate de tu silla, camina un poco, asómate por la ventana a respirar aire fresco y deja que el sol bañe tu rostro. Ve al sanitario y lávate la cara y las manos. Refréscate, disfruta del momento. Luego, bebe un vaso de agua fría, y ya podrás volver a tu escritorio renovado.
La silla de tu oficina
Procura tener una silla ergonómica, con descanso para los brazos y un buen respaldo, alto y confortable. La silla es clave para mantener una buena postura, y evitará también que te sientas incómodo, pudiendo así permanecer en ella por más tiempo y sin distraerte por ese molesto dolor en la parte baja de la espalda y detrás de los hombros, condiciones siempre presentes con malos asientos en la oficina.
Una cosa por vez
Mantente siempre enfocado en la tarea en manos. Si haces muchas tareas al mismo tiempo, lo más probable es que no les des a cada una la atención que merecen, y que termines por agotar tu mente en menos tiempo. En lugar de ello, comienza el día estructurando tu agenda, pautando tiempos en los que te dedicarás a cada una de manera individual.
¡No exijas a tu mente!
No le pidas a tu mente que preste 100% de atención a lo largo de toda la jornada, sino dale el descanso merecido. Luego de una tarea muy exigente, haz otra más distendida; deja que tu mente divague unos minutos entre una y otra tarea para cortar el ciclo y el patrón de pensamiento también. Usa todos tus sentidos: acompaña con palabras, gestos y demás. Mueve el cuerpo mientras cumplas una tarea, para que tu mente no se vea tan saturada de labores. También, procura no tomar demasiadas decisiones en el mismo día: páutalas para diferentes momentos, si puedes para la siguiente jornada, y así analizar las opciones con más claridad.
Analiza tus momentos de mayor productividad
Si eres más activo en la mañana, procura establecer tus reuniones y las tareas de mayor exigencia en este momento. Si los lunes no estás en la cima de tu energía, procura planificar las reuniones para el martes, y así. Aprovecha tus días y horas de mayor actividad y energía para elevar también tu eficiencia, y deja que en tus momentos “bajos” la mente se relaje con actividades más distendidas.