Para conseguir un trabajo o un ascenso es habitual que se te convoque a una entrevista personal. Muchos se preparan analizando su CV o su historia laboral en la empresa, sin considerar que hay muchos más detalles a tener en cuenta. Aunque lleves años trabajando para esa corporación, o estés presentándote por primera vez, sigue estos consejos para alcanzar el éxito en el encuentro.
Ser impuntual es simplemente imperdonable. Debes acudir a la entrevista unos cinco minutos antes, para recuperar el aire y corroborar tu buen aspecto antes de ingresar a la sala de reuniones. No llegues demasiado temprano, tampoco, y definitivamente no llegues tarde. Si hay algún inconveniente (el transporte público colapsado, un accidente vial, un proyecto que requiere tu atención), llama al entrevistador y coméntale la situación, con suficiente antelación.
Además de saber al pie de la letra tus antecedentes personales, también debes tener en mente los hechos relativos a la empresa, la actualidad, el por qué estás asistiendo a la entrevista y las características del cargo al que aspiras. Desconocer la respuesta a una pregunta como “¿por qué quieres este trabajo?” es, simplemente, la puerta abierta al fracaso en el encuentro.
Recuerda, a su vez, ser efusivo (aunque no demasiado) y demostrar interés genuino tanto por el puesto como también por la entrevista. Si acudes con sueño, con actitud lacónica y en clara falta de entusiasmo, estarás diciéndole al reclutador que preferirías estar en cualquier otro sitio.
Antes de ir al lugar convenido, recuerda planificar las preguntas que puedas realizar. Hacer consultas demuestra interés y participación, mientras que quedarse callado es sólo señal de poco compromiso con el cargo. Piensa también en tu expectativa salarial y horaria, y considera cualquier asunto respecto de las metodologías de trabajo y posible personal a cargo, mostrándote informado y también algo intrigado.
Sea en una entrevista laboral o evaluación de desempeño recuerda ser siempre cordial, optimista y respetuoso. No critiques a jefes ni compañeros, ni tampoco exageres al hablar de ti. Muéstrate asertivo y responsable, menciona tus logros, pero no te ensalces ni hagas alarde vanidoso de tu pasado laboral o personal, pues a nadie le gusta un fanfarrón. Si estás calificado para el cargo, se verá a claras luces, sin necesidad de engaños que podrían dejarte fuera de la carrera.
Al hablar con el entrevistador, dale el respeto que se merece. Trátalo con tono formal hasta que se te sugiera lo contrario, y no caigas en ninguno de los dos extremos: ni considerarte superior, ni subordinarte en demasía. Un trato formal, de igual a igual y con consideración, será siempre lo más adecuado. Al finalizar la sesión, recuerda agradecer y despedirte atentamente, dejando una buena impresión en quien podría tener la llave de la puerta grande hacia tu futuro laboral.