Versión para imprimir
Versión para imprimir del artículo Los primeros pasos para ser autónomo. No incluye formatos especiales ni imágenes.
Trabajar por tu cuenta tiene algunas desventajas en relación al trabajo en relación de dependencia: debes encargarte tú mismo de tu obra social o plan de medicina, debes ser responsable de tus acciones y crear tus propias oportunidades. Sin embargo, todo lo negativo que pueda tener es contrarrestado con algo sumamente positivo: eres tu propio jefe. Así, respondes a tus horarios, según tus conveniencias y posibilidades, puedes llevar adelante tus propios planes sin trabas ni obstáculos, y no debes rendir cuentas más que a ti mismo.
El trabajo autónomo puede ser justo lo que necesitas para eliminar el estrés laboral y llevar una vida de mayor bienestar y satisfacción.
Cuando comienzas a ser un trabajador autónomo, debes hacerlo con calma y sin prisas. Nunca está de más contar con un colchón financiero que te de algunos meses de sustentabilidad, hasta tanto haya arrancado y esté en plena marcha tu nueva actividad. Recuerda que estás comenzando, y debes hacerlo con pausa y cordura.
Puede que tengas buenos clientes ya fieles a tus servicios, esto será ideal. Sino, debes salir a buscarlos. En las empresas, hay departamentos y personas dedicadas a esto: el autónomo debe buscar sus propios clientes (o mediante referidos) y ponerse luego en marcha con su labor.
Para adquirir nuevos clientes debes promocionarte. Habla con conocidos y amigos, y coméntales de tu nuevo emprendimiento personal. Haz tarjetas personales con tu nombre, ocupación y datos de contacto. Repártelas indiscriminadamente: quizás no le sirva a quien se la des, pero puede también que esa persona luego tenga un amigo o conocido que necesite de sus servicios.
Las publicaciones barriales, los portales laborales, las redes laborales y también las redes sociales son grandiosas maneras de darte a conocer como vendedor de bienes o proveedor de servicios. Recuerda actualizar tus perfiles, indicando tu autonomía, y anota como referencia tu cargo anterior y tu experiencia laboral, para dar confiabilidad en tu trabajo.
Cuando pienses en tu nueva ocupación, hazlo con sabiduría. Supongamos que has sido trabajador operario, productor de velas. Trabajaste en una fábrica con una producción de 1000 velas diarias. Pues seguramente, al establecerte como autónomo no contarás con la maquinaria que tenías en tu trabajo anterior, sino con una pequeña máquina o con elementos más artesanales. No proyectes tu nueva labor en las mismas tasas de producción: comienza pequeño, quizás con 10 velas al día y desde tu casa, evitando así los costos de montar un emprendimiento o fábrica. El tiempo y tu determinación te harán saber cuándo ha llegado el momento de ampliar, de adquirir maquinaria o de fijar tu actividad en otro sitio.
Evita los costos innecesarios. Los materiales de calidad y la promoción (o publicidad) son elementos indispensables desde el comienzo. Pero debes evitar los gastos anexos. Por ejemplo, monta tu nuevo emprendimiento en la oficina hogareña, o en el garaje de tu casa, para no tener así que abonar los costos de alquiler, insumos y servicios de un local anexo. Si necesitas oficina y no posees, verifica en el mercado de tu ciudad: quizás haya oficinas compartidas que puedas rentar, por una fracción del costo mensual.
Cuida de tu salud, descansa lo suficiente, y disfruta de tu nueva actividad. Verás que el desempleo ha sido, con buena determinación, el puntapié inicial a una autonomía económica, financiera y laboral adecuadas para tus deseos y necesidades. Justo lo que el doctor había ordenado.
