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Versión para imprimir del artículo Niyama para el bienestar en la oficina. No incluye formatos especiales ni imágenes.
El Yama y el Niyama son principios tradicionales del Yoga, que buscan la regulación y el bienestar de cada ser. La meditación, una parte esencial de estos principios, es una herramienta que bien podemos aplicar a cualquier sector de nuestras vidas, incluyendo nuestra vida laboral.
El Yama es el control, es nuestra relación con la sociedad y con el mundo de una manera consciente, respetuosa y benévola con nosotros y con los demás. En el Yama se busca evitar el daño, respetar a los demás, cumplir con nuestras obligaciones sociales sabiéndonos parte de una misma entidad. En el trabajo, el Yama nos indica que debemos actuar procurando el bienestar general, el respeto por los colegas y compañeros de trabajo, y aceptando nuestro papel como parte de la corporación, y no como un elemento anexo a ella.
En Niyama, por su parte, define la auto regulación, nuestra capacidad (y deber universal) de mantener un equilibrio mental y un estado de constante armonía personal que, en definitiva, se traduce en una armonía hacia y con nuestro entorno.
El Niyama consta de cinco partes:
- Mantener la pureza y la limpieza (personal, de nuestra oficina, de nuestra sociedad o grupo laboral)
- Mantener la serenidad mental (procurar estar contentos y promover el bienestar de los demás, siempre sabiendo la meta común que perseguimos como corporación)
- Aliviar el sufrimiento ajeno (el sacrificio y la acción personal como medio para prevenir el daño y el sufrimiento, valernos de nuestras capacidades y esfuerzos para el bien común)
- El estudio y comprensión de la espiritualidad (comprendernos y comprender a los demás como seres espirituales y en constante crecimiento, ayudando y aceptando ayuda de los demás)
- Aceptación de la entidad suprema (el refugio espiritual de nuestro ser y de los demás, y el acercamiento a ello mediante la meditación).
Ya comprendidos e interiorizados los principios del Niyama, podemos aplicarlos mediante la plena conciencia de sus contenidos, aceptándolos como reglas de vida y adaptándolos a los diversos planos social y laboral de nuestras existencias. La meditación es un elemento imprescindible de este emprendimiento, y para aplicarla simplemente nos dejamos llevar por los deseos de nuestra conciencia espiritual.
Para hacer una sesión de meditación Niyama en la oficina, promoviendo nuestra concentración y accionar solidario con los demás colegas y compañeros, procura hallar un sitio tranquilo y silencioso. Quítate los zapatos, siéntate en una pose confortable, y cierra los ojos, respirando lenta y profundamente para aliviar tu mente y prepararte para la meditación. El ciclo de respiración ha de ser lento y muy profundo, concentrándote sólo en completar la capacidad de tus pulmones de aire renovador. No debes hacer esfuerzo: inhala hasta que tus pulmones se sientan satisfechos, y mantén el aire por algunos segundos.
Al retener el aire en los pulmones estamos regulando el ritmo cardíaco, y estamos renovando la oxigenación de cada célula de nuestro ser. Concéntrate en tu capacidad de ser productivo y eficiente, considera tus logros y los de los demás, y proponte la meta de ser cada día mejor. Luego, exhala lentamente, con pausa, hasta vaciar por completo tus pulmones. Mantén el cuerpo sin aire por unos tres a cinco segundos, aproximadamente, mientras consideras que el vacío no es un remedio para ningún mal y que, sin tus compañeros de trabajo, tu labor estaría tan vacía como lo están tus pulmones en este momento.
Repite el ciclo hasta que te sientas renovado y a gusto, listo para proseguir con tu jornada de trabajo, y a conciencia de la necesidad de integrarte a un equipo funcional y caritativo, solidario entre sí, y esforzándote por mejorar día a día. Verás cómo tu propia productividad y eficiencia aumentan cuando comiences a aplicar esta noción a diario, por cuanto tiempo así lo quieras.
