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Versión para imprimir del artículo Cómo decidir entre capacitar o contratar. No incluye formatos especiales ni imágenes.
Cuando la empresa avanza en su rubro o abre nuevos departamentos, ampliando su mercado, tiene necesidades específicas que requieren de personal idóneo en las nuevas áreas. Es allí cuando hemos de enfrentarnos a una consulta de base: ¿contratamos a personas especialistas, o capacitamos al personal existente?
Ambas opciones son validas, pero responden a diferentes necesidades. Contratar exige papeleo y formación de la persona según la identidad de la corporación, mientras que la capacitación requiere de más tiempo y hace que el antiguo departamento deba prescindir de esa persona.
Si la empresa tiene cierto apuro, naturalmente optará por la contratación. Pero debes tener en cuenta las posibles desventajas que vienen asociados a todos los beneficios de la contratación: si esa persona se adaptará bien al ambiente, si será en verdad un valor agregado o un peso en el departamento, si realmente cuenta con la destreza y conocimientos necesarios para la nueva labor, etc.
Por otro lado, la capacitación puede también tener contras: debemos elegir a personas que logren aprender rápido y asimilar adecuadamente, en poco tiempo, pues de lo contrario podría frenar el proceso productivo. También recuerda que lidias con personas, que puede que no gusten (y, con ello, no se destaquen) en el nuevo puesto.
Los beneficios de ambas opciones quedan a la vista, aunque han de adaptarse a las circunstancias específicas de cada empresa. Al contratar debemos capacitar a la persona en los temas de identidad empresarial. Si la corporación es grande, con buen ambiente y en movimiento, la contratación puede ser una opción más aplicable, pues acorta los tiempos de ejecución e incorpora valor al plantel laboral.
En empresas familiares y pequeñas, en cambio, puede que la capacitación sea una mejor opción, pues obviamos el entrenamiento en lo personal, incorporando nuevos valores a la persona y, por contagio, a la corporación, sin interrumpir sus ciclos naturales ni modificar ambientes enclaustrados, en la mayoría de los casos.
La elección debiera recaer en un consenso de un comité, o en reunión con los propios empleados. Las imposiciones no son del gusto de nadie y, de hecho, pueden traer grandes problemas, en especial cuando el nuevo integrante ocupa cargos altos.
Finalmente, recuerda que también existe una tercera opción, que es combinar ambas técnicas para dar a nuestros empleados una posibilidad de ascenso, y también incorporar a nuevo personal.
