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Versión para imprimir del artículo El estrés, por qué existe y cómo eliminarlo. No incluye formatos especiales ni imágenes.
Palabra repetida a voces en los últimos años: el estrés. Este pesar, cada vez más habitual en el mundo laboral, es causa de incapacidad, y un mal altamente evitable si sólo pones en práctica algunas buenas costumbres y elevas tu satisfacción laboral como medio preventivo.
Sus causas son de lo más diversas. Puede tratarse de una economía difícil, de altas exigencias laborales, una carga familiar inflexible, situaciones emocionales adversas, o simplemente por la preocupación constante de no dar la talla en el trabajo o de perder el empleo, en un mercado laboral demasiado competitivo. Más allá de la causa que se trate, lo más importante es evitar la llegada del estrés a nuestras vidas y, en el caso de su existencia, ponerle fin y solución al asunto para evitar que afecte cada plano de nuestras vidas.
Hay diferentes tipos de estrés. Podemos denominar al estrés “bueno”, a aquél que nos pone en movimiento, a los nervios que nos ponen en estado de alerta y nos impiden quedarnos quietos. Cuando tienes un trabajo exigente, que te mantiene en acción todo el día y te da muchas satisfacciones, entonces atraviesas por un estrés “bueno”. Por otro lado, cuando los nervios, las angustias y los sentimientos negativos causan malestares que son poco productivos, que te frenan de la actividad en lugar de darte ánimos, entonces podemos hablar de estrés “malo”.
En nuestros tiempos el estrés es inevitable. Hay quienes tienen la ventaja de llevar una existencia cómoda en lo económico y en lo laboral, pero lo cierto es que la gran mayoría de nosotros vivimos al borde de un abismo de mayor o menor profundidad. Los gastos diarios son cada vez mayores, las necesidades y gustos son cada vez más amplios, y los sueldos se mantienen más o menos estables, sin aumentar al ritmo de lo que lo hacen los gastos de vida. Así, el estrés se va acomodando en nuestras existencias, amenazando con afectarnos desde lo moral hasta lo físico, desde las emociones hasta nuestra salud.
Para evitar el estrés, lo mejor es elevar nuestra moral y nivel de satisfacción. Analiza tus ingresos, y acomoda tus gastos a partir de ello. Seguro que todos queremos tener televisión satelital con cientos de canales en casa, pero si tus ingresos son ajustados, entonces aprende a vivir con los canales de aire. Si tienes internet en casa, o una televisión con sistema digital terrestre incorporado, podrás aumentar los canales a disfrutar, con un gasto mínimo de un cable HDMI u otro sistema, dependiendo del caso. Como este, hay muchos pequeños cambios que puedes realizar, para que tus ingresos sean más que tus egresos. Y esta es una de las principales causas de estrés en nuestros tiempos.
Mejora tu calidad de vida haciendo de tu trabajo uno más disfrutable. Ocúpate en crear una oficina confortable y gratificante a los sentidos, y entabla buenas relaciones que te permitan un ambiente laboral propicio para el deleite y la productividad. A lo largo del día, recuerda cultivar las relaciones laborales con los colegas y compañeros de trabajo, para minimizar el estrés.
También, preocúpate en cumplir con tus objetivos y metas impuestas, sin quedar en deudas ni en pendientes y dejando tu mente libre al momento de salir de la oficina. Al estar fuera del trabajo, haz ejercicios y distiende tu mente y tu cuerpo con actividades placenteras, para relajarlos a la perfección y prevenir así el estrés laboral que te ataca a diario.
