Esa es una idea que solemos considerar como cierta: siempre se está mejor en el otro lado del cerco. Solemos pensar que hay trabajos soñados, y es que sí los hay, aunque puede ser cualquiera. Todo depende de nuestras prioridades, deseos y planificaciones de vida para cada etapa y momento.
El trabajo que tienes ahora también puede ser el trabajo soñado para ti, y es muy probable que haya alguien que daría cualquier cosa por cambiar puestos laborales contigo.
Es así de sencillo: en lugar de pensar que “siempre hay alguien que está mejor que uno”, debemos recordar antes que hay “muchos otros peor que nosotros”. Incluso esa persona que tiene el trabajo “soñado”, cuando en realidad debe pasar la mayor parte del mes fuera de su casa, lejos de su familia y de sus amigos. ¿Ya aprecias más tu puesto, que te permite ausentarte de casa sólo para tomar vacaciones?
Hay muchos puestos que consideramos como “ideales”, divertidos, extravagantes y relajantes, cuando la verdad es que son mucho más esclavizantes que el nuestro. Y es que los estamos pensando sólo como una labor de un día, en lugar de verla como una tarea diaria, de días, semanas, meses y años.
Por ejemplo, un cronista de viajes. Pensamos en él como alguien que viaja en primera clase, se aloja en hoteles lujosos, vive la vida a lo grande, y su único trabajo es anotar críticas sobre el estado del caviar en esa cocina siete tenedores. Pero, ¿acaso te has puesto a pensar en lo que debe dejar de lado para poder ejecutar esa labor?
Un cronista de viajes pasa diez meses del año fuera de su casa, lejos de su familia, de sus amigos, de su mascota, sin un hogar fijo ni un lugar donde recibir correspondencia o lucir elementos decorativos que podría comprar en sus viajes. Su guardarropas es tan sólo una maleta, y suele cenar solo a diario, con el único diálogo que el del camarero, el Maitre, el botones y la aeromoza.
Otros puestos tienen esa misma consideración por parte de la mayoría de la gente, cuando en verdad se trata de césped mucho más opaco que el nuestro. Además del cronista de viajes, gozan de una consideración similar los “puestos” de las grandes estrellas deportivas, celebridades, magnates y demás. También los de sus asistentes y personas de confianza, quienes solemos pensar que gozan de la gran vida, conociendo el mundo y paseando por la ciudad en coches lujosos, cuando en verdad son personas de guardia constante, al capricho de sus jefes, todo el año y a todo momento, con miles de preocupaciones y demandas que rayan en lo caprichoso.
Lo cierto es que no existe el trabajo soñado y libre de preocupaciones. O, mejor dicho, quizás sí existe, y puede ser cualquier tipo de empleo y labor. Aunque no viajes ni te alojes en hoteles de lujo, puedes volver a casa y ser rey en tu castillo. ¿No crees que el cronista de viajes es quien ahora desearía tener tu puesto?