¿Vas a encontrarte con un cliente potencial y quieres cerrar el trato? ¿Una venta se ha demorado y estás planeando ese encuentro que llegue a la mejor meta posible? Entonces, no puedes perderte estos consejos que efectivizarán tus encuentros con clientes de lo más diversos, para aumentar tu volumen de ventas y lograr la mejor efectividad.
Mantén “el ojo en la bola”, y la meta siempre clara en la mente. Si quieres llegar a cerrar la jornada con diez ventas, tenlo en mente; si planificas vender ese producto específico al próximo cliente que te contacte, mantenlo visible a todo momento.
Ten siempre claro tu objetivo diario, semanal y mensual, para no divagar ni irte por las ramas en los procesos de venta.
El manejo de la agenda de planificación es vital para ordenar tu labor en las reuniones con clientes. Anota todo lo que prefieras: es mejor que abunde y no que falte, o que olvides el nombre, los detalles o la información de un cliente por no llevarlo en tu agenda.
Lleva cuenta de cada uno, de sus datos personales y de su historial de compras, para revisar estos apuntes con cierta regularidad y así contactarlo para ofrecerle productos o servicios que pudieran serle de interés.
Atrás quedaron los días en los que los vendedores demostraban lujo y superioridad ante sus clientes, con aires de soberbia y desinterés. Hoy la mayor oferta en el mercado hace que los clientes prefieran cerrar el trato con personas humanas, cálidas y comprensivas.
En las reuniones con clientes sé puntual, profesional pero cordial, y siempre preséntate en tu mejor apariencia: con el cabello recortado y ordenado, la ropa limpia y prolija, buen aroma y una sonrisa en el rostro. Si el vendedor está satisfecho y da una buena imagen, atrae a más clientes potenciales y logra mejores negocios que cuando se presenta con sueño, cansancio y mala imagen en general.
Si la tienda tiene una política específica, explícasela claramente al cliente demostrando hacer lo posible por asistirle. No discutas con el cliente aunque él esté equivocado y tú en la razón. En el peor de los casos, o ante clientes enojados o difíciles, deriva el caso a tu supervisor. Recuerda que hay más personas que pueden observar tu comportamiento y conducta durante estos debates, lo que contribuye a tu imagen profesional.
Al hablar con el cliente, limítate a hacerlo respecto del producto, o de temas generales. No des información privada, confidencial de la tienda, ni hables de temas de rigor (política, religión, deportes y otras similares). También recuerda mantener el optimismo en tus frases, en lugar de caer en charlas negativas de la vida o de un tema específico.