¿Eres el que toma las decisiones en tu trabajo? Sabemos que las opciones que se eligen en la oficina no sólo nos afectan a nosotros, sino que pueden encaminar a toda la compañía en una u otra dirección, recayendo esta responsabilidad (¡y todas las presiones asociadas!) en sólo una persona. Por eso, si te debes enfrentar a decisiones difíciles en tu trabajo que podrían afectar la labor de todos los empleados de la firma, te recomendamos respirar profundo y leer los siguientes consejos.
Lo primero que debemos hacer es informarnos sobre la decisión a tomar, y todos los asuntos relacionados. Analiza bien cuál es el problema mayor, para luego dividirlo en temas menores, dándoles solución en pro a conseguir la meta máxima. Haz las consultas que necesites y toma nota de todos los comentarios e informaciones, pues estas son clave a la hora de dar con la decisión adecuada.
Investiga todo lo que puedas, incluso sobre las herramientas aún no disponibles en la empresa. Si hubiera nuevas tecnologías que fueran necesarias para el problema en cuestión, tómalas en consideración, pues a veces muchos problemas laborales se resuelven con algo de inversión monetaria y un poco de paciencia.
Acalla las voces interiores que te impongan temor, dudas o incertidumbre. El temor a tomar la decisión equivocada sólo nublará tu visión sobre el asunto. En lugar de prestar atención a ese ser pesimista y timorato que vive dentro de todos nosotros, elige escuchar sólo a la información en mano, y también a las proyecciones esperadas en cada una de las opciones que tengas frente a ti en este momento. Respira profundo y escucha sólo lo que la realidad te dice.
No te centres en el peor resultado posible ni tampoco en el mejor. Ten en cuenta todas las posibilidades en cada una de las opciones propuestas para tomar esa decisión. Analiza cómo sería cada una de estas opciones, qué resultados arrojaría, qué beneficios traería y qué perjuicios o problemas acarrearía cada uno de los senderos por tomar. De este modo, podrás contrastar y elegir el camino que presente mayores beneficios o, en el caso, menores problemas y resultados menos negativos.
Siempre recuerda que, a veces, para ganar mucho hay que perder un poco, y eso es clave: hacer que la decisión tomada signifique la menor pérdida posible.