En estos tiempos de comunicaciones digitales, el CV ha cambiado sus formas. Hoy es habitual que los candidatos realicen versiones simplificadas de su hoja de vida, y otras más completas de exhibición online, una vez pasado el filtro de los reclutadores con el envío de los primeros. Con numerosas opciones y facilidades, aún hay quienes cometen errores básicos en sus postulaciones, que bien pueden ser evitados siguiendo estos consejos.
El aspecto visual del CV es lo primero que se encuentra con el head hunter, y es también uno de los errores más habituales en las postulaciones laborales. Hay cientos de fuentes que recomiendan que el currículum no cuente con más de dos hojas, por lo que muchos candidatos optan por achicar el tamaño de la fuente (la letra) de su CV. Esto sólo deja un texto ilegible, que los reclutadores suelen pasar por alto.
De igual modo, quienes tienen un currículum vitae más bien escueto optan por agrandar el tamaño de la letra, queriendo engañar al lector en la cantidad de información a la vista. Los reclutadores lo saben, y descartan estos fraudulentos engaños. Lo mejor en ambos casos, es simplificar la información y exhibir, al final, un enlace que dirija a un CV online más completo, de modo de mantener la fuente en tamaño 12 o similar, doble espacio, y una fácil lectura.
Cuando envías un CV online, adjuntándolo en un formulario o en un correo electrónico, debes prestar atención al nombre del archivo de textos. Algunos dejan nombres por defecto (“Doc1”), mientras que otros escriben denominaciones incomprensibles y fáciles de extraviar por parte del reclutador, ante tantas recepciones. Lo mejor es dejar como título del CV tu nombre y apellido, y quizás la clasificación si has de adjuntar dos documentos, como el texto y tu fotografía si fuera solicitado. Por ejemplo, determina el archivo escrito como “Juan_Lopez_CV” y el de imagen como “Juan_Lopez_foto”.
Quienes quieren demostrar su buen uso de ciertos softwares, igual que quienes tienen ordenadores obsoletos, a menudo envían archivos imposibles de abrir en ordenadores actualizados. Deja de lado los procesadores de texto y las plataformas añosas o poco utilizadas, prefiriendo los archivos realizados con Microsoft Office (Word XP en adelante) y con Acrobat (PDF). Asegúrate de que las imágenes tengan la extensión .pdf, en un tamaño adecuado (no más de 7 centímetros, en resolución intermedia para que no sea pesada).