Sabemos que, por mucho que nos guste nuestro trabajo, en ocasiones puede volverse estresante, ya sea por la sobrecarga de tareas, por la cantidad de horas que le dedicamos, o las presiones que sentimos cuando tenemos un proyecto importante… El estrés, además, genera agotamiento, y todo esto termina influyendo en nuestra concentración, nuestro rendimiento, y el desarrollo de nuestro trabajo.
Es importante tener en cuenta algunos detalles que pueden ayudarnos a disminuir el estrés. En primer lugar, hay que tratar de que el espacio se mantenga siempre ordenado. Sacaremos todos los papeles, notas, útiles y objetos de todo tipo que suelen acumularse sobre el escritorio con el correr de los días. El orden ayuda a mantener la concentración.
Para evitar la fatiga, lo ideal es tener una silla ergonómica que nos ayude a mantener la postura correcta. La pantalla del ordenador debe estar a la altura de los ojos, y con el brillo correcto, ya que un nivel excesivo fatiga la vista.
La iluminación debe ser suficiente pero no muy brillante, ni provocar reflejos o sombras molestos.
Las plantas, fotos y objetos personales siempre nos ayudan a relajarnos y sentir que, aún en el trabajo, estamos “como en casa”.
Cuando estamos muy cansados o estresados, podemos hacer unos ejercicios cortos para aliviar tensiones. Siempre los haremos de pie, para activar la circulación (que es más lenta cuando estamos sentados): movimientos circulares de hombros y brazos, rotación del cuello y la cabeza, y ejercicios de respiración, acompañados de música suave, para la relajación mental.
El manejo del tiempo influye muchísimo en nuestro estado emocional. Es necesario tener una planificación de las tareas a realizar, con cronograma de fechas, y apegarnos a él lo máximo posible. De ese modo, evitaremos las corridas de última hora y las jornadas extenuantes para completar las tareas.
Para quienes trabajan en casa, es necesario destinar tiempo al trabajo y tiempo a los quehaceres del hogar, sin que ninguno interfiera en el otro. Resulta bastante difícil la división de tareas cuando el espacio de trabajo y la vivienda son compartidos, pero es el único modo de no sobre-exigirnos. También es importante que familiares, amigos y vecinos comprendan que, aunque estamos en casa, estamos trabajando tal y como si estuviéramos en una oficina/despacho/estudio, y no podemos ser interrumpidos en forma permanente durante nuestro horario de labor.